"El fútbol es la única vía de escape en el infierno de Haití", comentaba hace unos días Yves Jean-Bart, Presidente de la Federación Haitiana. Y continuaba: "Los niños, a pesar de la desgracia, siguen jugando en las calles con la misma ilusión de siempre. Para nosotros es lo único que tenemos. Estamos desesperados porque la ayuda no llega. Falta agua y comida, pero no perdemos la alegría".
La importancia del fútbol en Haití es tal que el Presidente de la Federación mandó hace unos días una carta a la Embajada de Estados Unidos pidiendo que "no se destruyan las canchas de fútbol. Los helicópteros del Ejercito aterrizan allí y no dejan sitio para que los niños puedan jugar".
A pesar de que la adversidad de la situación, de que la tierra sigue temblando y de la lluvia y los mosquitos (los grandes problemas ahora), los haitianos no se perdieron el Madrid y Barça del pasado fin de semana: "Las calles se paralizaron. El país se divide en dos cuando juegan ambos equipos", aseguraba Yves Jean-Bart.
Desde España se ha planteado a través de Facebook la posibilidad de jugar un "clásico" Madrid-Barça en el país caribeño. Yves Jean-Bart, consciente de esta iniciativa, apunta: "Sería fantástico. Con la ayuda del fútbol podremos salir adelante más pronto. Queremos dar las gracias a todos los españoles. Los clubes han dado una muestra de gran humanidad". El Real Madrid ha puesto en marcha el "Proyecto Haití: Construir el Futuro" para reconstruir una escuela en Haití.
A menudo, cuando los periodistas me preguntan sobre el fenómeno fútbol, casi todas sus cuestiones se centran en tres aspectos: política, economía y pasión social. Pocas veces reparan en que el fútbol es una gran caja de resonancia cuyo poder y rapidez de convocatoria es inigualable.
Cuando hay una desgracia, el fútbol es la primera alternativa a la que se acude, y éste, siempre generoso está ahí para tender una mano. El fútbol ha prestado su ayuda a todo tipo de causas: contra la pobreza, contra la droga, contra los accidentes de tráfico o cuando hay catástrofes naturales (como los tsunamis de Aceh en la isla indonesia de Sumatra en 2004 o el último terremoto de Haití).
Deberíamos ser justos con este deporte, y además de poner el énfasis en si es un negocio, si se utiliza políticamente o si es caldo de cultivo de episodios violentos, saber descubrir sus enormes posibilidades al servicio de los demás. Jules Rimet en su obra Le fútbol et le rapprochement des peuples (El fútbol y el acercamiento de los pueblos) destacaba “la aptitud del fútbol para suscitar la comprensión y el acercamiento mutuo”. Así es..
La importancia del fútbol en Haití es tal que el Presidente de la Federación mandó hace unos días una carta a la Embajada de Estados Unidos pidiendo que "no se destruyan las canchas de fútbol. Los helicópteros del Ejercito aterrizan allí y no dejan sitio para que los niños puedan jugar".
A pesar de que la adversidad de la situación, de que la tierra sigue temblando y de la lluvia y los mosquitos (los grandes problemas ahora), los haitianos no se perdieron el Madrid y Barça del pasado fin de semana: "Las calles se paralizaron. El país se divide en dos cuando juegan ambos equipos", aseguraba Yves Jean-Bart.
Desde España se ha planteado a través de Facebook la posibilidad de jugar un "clásico" Madrid-Barça en el país caribeño. Yves Jean-Bart, consciente de esta iniciativa, apunta: "Sería fantástico. Con la ayuda del fútbol podremos salir adelante más pronto. Queremos dar las gracias a todos los españoles. Los clubes han dado una muestra de gran humanidad". El Real Madrid ha puesto en marcha el "Proyecto Haití: Construir el Futuro" para reconstruir una escuela en Haití.
A menudo, cuando los periodistas me preguntan sobre el fenómeno fútbol, casi todas sus cuestiones se centran en tres aspectos: política, economía y pasión social. Pocas veces reparan en que el fútbol es una gran caja de resonancia cuyo poder y rapidez de convocatoria es inigualable.
Cuando hay una desgracia, el fútbol es la primera alternativa a la que se acude, y éste, siempre generoso está ahí para tender una mano. El fútbol ha prestado su ayuda a todo tipo de causas: contra la pobreza, contra la droga, contra los accidentes de tráfico o cuando hay catástrofes naturales (como los tsunamis de Aceh en la isla indonesia de Sumatra en 2004 o el último terremoto de Haití).
Deberíamos ser justos con este deporte, y además de poner el énfasis en si es un negocio, si se utiliza políticamente o si es caldo de cultivo de episodios violentos, saber descubrir sus enormes posibilidades al servicio de los demás. Jules Rimet en su obra Le fútbol et le rapprochement des peuples (El fútbol y el acercamiento de los pueblos) destacaba “la aptitud del fútbol para suscitar la comprensión y el acercamiento mutuo”. Así es..
2 comentarios:
Esta sí es la verdadera grandeza del fútbol, no los galácticos, los egos, los sueldos multimillonarios...
Son los pequeños detalles lo que hacen grande a la vida, y probablemente la sonrisa de un niño no llene estadios, ni mueva a los patrocinadores, pero sin duda es algo por lo que merece la pena vivir.
Como está el patio hoy no se puede jugar un Barcelona - Madrid, es más muchos rezan para que ni siquiera se crucen en la Champions League, y no lo digo por lo deportivo. Es como pretender hacer un partido de fútbol entre Marruecos y el Sahara o entre Corea del Norte y Corea del Sur. La mierda de prensa que tenemos lo va a convertir en “cuestión de Estado”.
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