No vamos a descubrir el mundo si decimos que, actualmente, vivimos en una sociedad de locos: Mucho ruido, muchas prisas, cero en paciencia, mucha competitividad y un largo etcétera de sinónimos. Lo observamos en la calle, en los aviones, en las empresas y, como no, en el deporte.
Sin embargo, desde que Daniel Goleman nos descubrió que tenemos un cerebro atávico al que le llega antes la información y que reacciona primitivamente en primer lugar y tenemos otro racional, al que le llega esa información un poco después y que pone orden y sosiego a esa reacción, está en nuestras manos, mediante el entrenamiento, controlar esos impulsos primarios.
Como estamos en http://www.aprendedeldeporte.com/, vamos a poner un ejemplo del mundo de la alta competición para extrapolar a nuestra vida diaria que acabo de vivir en Hungría.
Sin embargo, desde que Daniel Goleman nos descubrió que tenemos un cerebro atávico al que le llega antes la información y que reacciona primitivamente en primer lugar y tenemos otro racional, al que le llega esa información un poco después y que pone orden y sosiego a esa reacción, está en nuestras manos, mediante el entrenamiento, controlar esos impulsos primarios.
Como estamos en http://www.aprendedeldeporte.com/, vamos a poner un ejemplo del mundo de la alta competición para extrapolar a nuestra vida diaria que acabo de vivir en Hungría.
Acaba de finalizar el Campeonato de Europa de Fútbol-Sala y pudimos observar cómo en el partido de cuartos de final se enfrentaban España y Rusia. Después del empate en el tiempo reglamentario vinieron los fatídicos penaltis. En el definitivo, España marca un golazo que los dos árbitros no ven y se arma la marimorena. Para todo aquél que haya jugado alguna vez, comprenderá que, a máximas pulsaciones, el que actúa es el cerebro reptiliano, el primitivo, por lo que es de imaginar que lo que le apetece a uno ante esa injusticia es liarse a mamporros o algo similar.
Sin embargo, pudimos observar un gesto que a todos nos da una autentica lección de autocontrol: El portero Luís Amado (España), en primer lugar no entiende nada; en un segundo paso, intuye que lo van a anular y, por último, se aleja del tumulto porque entiende que tiene que seguir con su tarea (parar penaltis) y no le interesa desequilibrarse emocionalmente. En efecto, en las siguientes rondas de tiros detiene el definitivo y España a las semifinales y luego a ser campeón.
Es este un bello ejemplo de cómo, ante una situación de máximo estrés que te impide ver el horizonte, se aleja para no dejarse llevar por las llamas de la pasión y se centra únicamente en la tarea, en el objetivo final.
Me comentaba después, que desde que practicó kárate de pequeño, aprendió a concentrarse en lo verdaderamente importante y a desdeñar lo superfluo, abstraerse del entorno. Cuando estudié de joven algo de psicología, un profesor me dijo: Si estás muy enfadado con el árbitro porque ha pitado algo que consideras injusto, lo primero que tienes que hacer es desviar la atención del foco que te origina ese desasosiego y centrarte rápidamente en la pelota que se va a poner en juego.
Ahora que somos algo más mayores y tenemos grandes responsabilidades, podemos actuar del mismo modo cuando algún problema nos ahoga y pensamos que se acaba el mundo: Pensar y centrarnos en la meta. De este modo nos aseguraremos de no gastar energía inútilmente y dejarla para aplicarla a lo que realmente nos hará más grandes, a nosotros y al equipo.
4 comentarios:
Fantástico post Javier. Las adversidades no deben alterar el equilibiro. Pero como apuntas el cerebro primitivo va a su manera. Por eso, es bueno preverlo y anticiparse y saber que si llega ese momento, mantener la calma. En muchas profesiones hay que actuar ex ante para en el momento oportuno estar preparado. Abrazo.
En primer lugar felicitarte Javier por otro triunfo, en este caso no como entrenador, sino como máximo directivo de la Selección. Hay que reivindicar entre todos este deporte en el que tenemos un nivel espectacular y donde cosechamos éxito tras éxito.
Por otro lado coincido contigo en la importancia del autocontrol o de la capacidad de concentración para conseguir resultados. Vengo de una cena de presentación del libro "Nadal, Pasión y Coraje" y la autora Helena López-Casares precisamente ha destacado con énfasis está cualidad del Manacorí.
Cuando no se tiene bien trabajada esta cualidad, hasta los mejores Zidane, Cantona, Cristiano Ronaldo, pierden el control y hacen un flaco favor al equipo.
Pues yo hubiera liado una gorda. Fue un atropello surrealista. También les hubiera dicho cuatro cosas a los rivales que tuvieron los huevazos de hacer como si nada y seguir tirando penaltis. Seguro que me hubiesen expulsado. Tienes razón que fueron ejemplos de autocontrol y profesionalidad porque no era nada fácil demostrarlo en tal circunstancia.
Por cierto ¿Qué fue del caso? ¿No hubo medidas contra el arbitraje? ¿Nada que sirva de precedente? Me quedé espectante de más noticias sobre el tema sobretodo por el resquemor del robo. Parece que como igualmente ganamos se olvida todo. ¿Qué hubiera pasado si España llega a perder tras lanzar de nuevo? Bochornoso.
Estupendo post Javier. Siempre la diferencia la hacen las personas que tienen claro que se espera de ellos, pase lo que pase, y por eso, actuan en consecuencia de lo que suceda en el entorno. En estos momentos de dificultades en los que estamos viviendo quisiera tener a mi lado personas que mantengan la calme y y se pongan sin perdida de tiempo a pensar que deben hacer y a ponerse a hacerlo hasta que lo consigan en cuanto puedan. Gracias por tu reflexion
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