viernes, 25 de noviembre de 2011

Navarro, el Billy Wilder de la canasta

Aquí un amigo, Primera plana, Avanti ¿qué ocurrió entre mi padre y tu madre?, La vida privada de Sherlock Holmes, En bandeja de plata, Irma la dulce, Uno, dos, tres, El apartamento, Con faldas y a lo loco, La tentación vive arriba, Sabrina, El crepúsculo de los dioses, el guión de Medianoche... Normal que Fernando Trueba le dedicara su Óscar por Belle Epoque a Billy Wilder, uno de los mayores genios de la historia del cine, en 1993.

Con la estatuilla en la mano, el director español sorprendió a todos con su discurso: “Me gustaría creer en Dios para darle las gracias, pero yo sólo creo en Billy Wilder. Así que, Gracias Mr. Wilder”.
Navarro, Juan Carlos, es mi Billy Wilder particular, un dios de la canasta que ha de estar en mi Olímpo del basket junto a Magic, Jordan, Bird, gran parte del Dream Team, Petrovic, Óscar Schmidt, Sabonis y otro pequeño grupo selecto.

Justo cuando se cumplen 15 años de su debut en la ACB, Navarro se ha convertido en el máximo anotador de la historia de la Euroliga. Otra pequeña gran gesta en su envidable palmarés.

Sin ser el más alto ni el mas fuerte en un deporte en el que cada vez prima más el músculo sobre el talento, Navarro domina el juego a su antojo cual rara avis con sangre fía haciendo fácil lo imposible sin darle la importancia que tiene a lo que hace. Y la tiene. Mucha.

Tanta, que cuando se retire, el resto de los equipos deberían homenajearle. Como sucedió con Kareem o Jordan, los rivales deberían rendirle pleitesía al asesino que tantas veces les ha matado. El maldito día que decida retirarse, será el primer día del Apocalipsis baloncestístico. Y el primero en el que sus rivales respirarán.
Gracias por los recuerdos Mr. Navarro.

lunes, 7 de noviembre de 2011

La amnesia de Pepu

Asefa Estudiantes-CAI Zaragoza. 56-56. Quedan 1,5 segundos para el final y Pepu Hernández, técnico colegial pide tiempo muerto. Normal hasta aquí.
Pepu toma la pizarra. Pero el que toma la palabra es Germán Gabriel: "Y si hacemos esta jugada...". Y la dibuja con su dedo. "¿Es es la que tiras tu, ¿no?", le dice, Pepu. Y se ríe. "No, venga señores en serio, vamos a por ellos".
Pepu, con rotulador en mano, le pide a Germán que explique la jugada. El ala pívot traza la jugada y la explica. Pepu tarda en dibujar la jugada. Y se equivoca. Y rectifica. varios jugadores meten la mano. "Vosotros la sabeis mejor", dice Pepu y recuerda que esa jugada se hizo en un entrenamiento.
Los jugadores salen. De camino, Germán le explica a Carlos Jiménez de nuevo la jugada. Sacan de banda y la ejecución de la jugada es buena salvo por Luis Flores, que recibe libre de marca y en vez de lanzar, bota antes reduciendo el factor sorpresa y los defensas se le echan encima. Prórroga. El Estu acaba ganando el partido.
Se abre el debate: ¿Pepu se sabía la jugada? ¿Se la sabía pero no se acordaba? ¿Se la sabía y se acordaba pero se hizo el 'sueco' para dar protagonismo a sus jugadores y reforzar su confianza?
El debate, sus respuestas y diversas interpretaciones me recuerda a una parte de la entrevista que le realizamos a Pepu Hernández dentro del libro 'Basuketoboru, la Selección española de baloncesto desvela las claves para conseguir el equipo perfecto'. Aquí va un extracto en el que conversa sobre el diálogo con el jugador y el grado de protagonismo/implicación que le gusta que tenga el jugador dentro del equipo:
P. ¿Es complicado gestionar un vestuario como el de la selección en el que todos son estrellas en sus propios equipos o son gente muy importante y tienen mucha personalidad?
Yo quiero que tengan personalidad. A mí me gusta que no sean tíos excesivamente conflictivos pero que al mismo tiempo sean inteligentes, sepan cuando le estas diciendo una chorrada. A mí un tío que se cree todo lo que se le cuenta y un vestuario excesivamente callado me preocupa… Yo les decía el año que estábamos en el campeonato del mundo, "pero bueno pero qué pasa aquí, pero esto qué es, el día de la madre todos los días, es que nadie va a decir nada aquí", como para provocar alguna chispa. Esto lo hecho mucho, en el Estudiantes decía alguna barbaridad para provocar y si no saltaba la chispa, malo. Cuando provocaba y no saltaban, malo. "No, no lo que tú digas", no eso no vale. Respeto al entrenador sí, pero no respeto por respeto. El respeto te lo ganas cuando propones algo que vale y la gente dice "tienes razón, a por ello".
P. ¿Te gusta que se te rebata una propuesta?
Es bueno. Sí, siempre que sea una cuestión positiva, el no porque no, no lo puedo entender. Si me dan una razón, perfecto.
P. ¿Qué te rebatan te molesta?
No, no me preocupa, pero muchas veces en el partido no hay tiempo para dar explicaciones. Claro que en el vestuario se puede decir todo, absolutamente todo, puedes expresarte de una forma que no lo harías en tu casa y de una forma que no hablarías a tu hija jamás, pero aquí puedes decirlo porque es un vestuario. En las charlas previas al partido sí se pueden decir cosas, a lo mejor durante el partido o en un tiempo muerto no hay tanto tiempo y al jugador le tienes que decir, "tío haz esto y luego ya te lo explicaré por qué".
P. ¿El diálogo es importante y positivo?
Claro que es positivo. Ha habido varios ejemplos. Yo digo en la reunión previa a un partido que hay que hacer la defensa del bloqueo directo de una forma y veo una,dos tres caras... y digo ¿Qué pasa?. Y me dicen "oye Pepu si quieres lo hacemos así, pero si en vez de defender así, que te parece si lo hacemos de otra manera manera?". Lo analizamos y cambiamos y les digo "¿Así mejor? ¿Lo podeís hacer?". Y me dicen que sí y la cambiamos y salió todo muy bien. No es una cosa que yo proponga, es una cosa que quieren hacer. Si yo no cambio a lo mejor tenemos un problema, porque si ellos no piensan en qué pueden o no hacer, no son un equipo vivo. Yo prefiero un equipo vivo que piensen en qué hacer. Hay gente que prefiere tener un ayudante que no opine, callado, que no de la lata y yo no, yo prefiero que mis jugadores opinen, prefiero tener ayudantes que me digan "pero qué dices, eso es una tontería" yo prefiero tener gente que sepa mucho más de baloncesto que yo y que lo aplique porque ayuda al equipo.
Una vez contextualizada la situación, comentaré que prefiero un entrenador/jefe que escuche a uno que no lo haga, a uno abierto a uno cerrado, a uno que dialoga a otro que ladra. Y dicho esto, en esta determinada acción también creo que Pepu no se acuerda de la jugada. Pero lo bueno es que sus jugadores, desde la confianza, toman las riendas de la situación. Asumen el liderazgo. Y la jugada sale. Soy de la opinión que mejor pedir perdón que tener que pedir permiso: Claro, que también hay muchas veces que el jugador/empleado toma el mando ante la inoperancia de un jefe. Y el resultado, también sale bien.









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