viernes, 11 de septiembre de 2015

Joaquín Ruíz Lorente - Una de las mejores anécdotas que he oido



Hace unos meses tuve la suerte de ir con Lolo Sainz a impartir una sesión sobre equipos de alto rendimiento a Zaragoza. Estos talleres tienen dos partes, una primera en la que a través de la increíble experiencia de Lolo en los banquillos desgranamos las claves de los equipos de alto rendimiento, y después una segunda en la que los participantes viven la experiencia de ser entrenados por una leyenda del basket.

En esta ocasión la parte de cancha la hicimos en el estupendo pabellón del CAI de Zaragoza, y tuvimos la visita del entrenador del CAI, Joaquín Ruíz Lorente.

Me sorprendió muy gratamente conocer a un sólido profesional, que ama el baloncesto, y que lleva la humildad como bandera. Algo que cada vez admiro más. Lejos de resubirse por los focos de su cancha, se mostró cercano y compartió con nosotros sus experiencias y una de las mejores anécdotas sobre baloncesto que he oído, y que no tengo por menos que compartir con vosotros:

Cuando Joaquín era niño su ídolo era Corbalán. Veía todos los partidos que podía y siempre que iba a jugar a Zaragoza hacía lo posible para ir a verle. Un día se armó de valor y decidió escribir a Corbalán para pedirle que si en su siguiente visita a Zaragoza  podía acercarse a su hotel para que le firmara un autógrafo.

Cuál fue la sorpresa de Joaquín cuando recibió en su casa una camiseta de entrenamiento del Real Madrid, de las que eran reversibles de dos colores, firmada por el gran capitán.

A partir de ese día el actual entrenador del CAI se hizo un fijo cada vez que el Madrid jugaba en la capital aragonesa, visitando el hotel de la concentración y saludando siempre que podía al capitán blanco.

Poco a poco Joaquín fue creciendo y su pasión por el baloncesto lo llevaron a jugar en las categorías inferiores del CAI de Zaragoza, y un día el sueño de todo niño se cumplió y formó parte de la plantilla del primer equipo de su ciudad como base. El inicio de una andadura que le llevaría a jugar 18 temporadas en la máxima categoría.

Es esa temporada, llegó el momento de que el CAI tuviera que viajar a la capital para jugar contra el Real Madrid. Joaquín nunca viajaba con el equipo porque era el jugador más junior y apenas jugaba. Pero en esta ocasión uno de sus compañeros le dijo al por aquel entonces entrenador Pepe Laso, que tenía una increíble admiración por Corbalán. Y decidió convocarle.

El partido contra el Madrid no fue como les hubiera gustado a los maños y a falta de dos minutos perdían de veinte. En ese momento Pepe Laso tuvo un gran detalle con el joven Joaquín, y acercándose a él le dijo “Cámbiate que sales. Ahí tienes a tu ídolo. Disfrútalo”.

El joven Joaquín no daba crédito a los que le estaba pasando y casi tropezándose salto a la cancha para cumplir el gran sueño de poder jugar con Corbalán en el campo del Real Madrid.

En su primera jugada los nervios le traicionaron y se botó el balón en el pie perdiéndolo. Trató de reponerse y en el siguiente ataque y subiendo el balón se encontró de frente a su ídolo. Corbalán, que le había reconocido, tuvo un increíble gesto y le dijo “Entra que te dejo”.

¿¡¿¡Entra que te dejo!?!? Joaquín estaba desconcertado. ¿Sería verdad? ¿Se quería reír de él? El joven base se armó de valor y penetró con decisión hacia la canasta blanca. Su defensor, Corbalán, hizo un elegante pero inútil movimiento para cubrirle dejándole así anotar su primera canasta contra el Real Madrid.

¡Nunca me alegrado tanto de una derrota de mi equipo!” añadía Joaquín Ruíz Lorente para terminar su fantástica anécdota.


Da gusto encontrar gente que vive sus éxitos desde la sencillez, porque sin duda la humildad hace grandes a los buenos profesionales.

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