jueves, 23 de septiembre de 2010

La figura del capitán

Hacía tiempo que tenía pendiente escribir sobre el libro Capitanes (LID Editorial, 2010), de Luis Villarejo, periodista que fue Jefe de Fútbol en la Agencia EFE, Redactor Jefe de Marca y Adjunto al Director de Comunicación del Real Madrid, además de colaborador en diferentes programas de televisión y radio y columnista de Sportyou.

A Luis, una de las personas de referencia del periodismo deportivo en nuestro país, le conocí personalmente hace un par de meses cuando a ambos nos invitaron antes del Mundial de Sudáfrica al programa Punto de mira –dirigido por Antonio Izquierdo– de Antena 3 Televisión (Canal internacional), para hablar de nuestros respectivos libros –Capitanes y Fútbol: Fenómeno de Fenómenos–, del fenómeno fútbol y de la selección española.

El libro se centra en lo que son los entresijos de la gestión de un vestuario y más concretamente en la figura del capitán como hombre de peso que ejerce de referencia y aglutinador de voluntades. En la obra participan muchos jugadores importantes de este deporte que aportan sus testimonios en primera persona. Entre otros: Cesc Fábregas, Raúl González, Fernando Torres, Diego Forlán, Andoni Zubizarreta, Emilio Butragueño, Michel o Michael Laudrup, entre otros.

El prólogo corre a cargo de Vicente Del Bosque –seleccionador nacional– y de Fernando Hierro –Director Deportivo de la RFEF–. El primero dice: “La gestión de Recursos Humanos es un factor interesante en la dirección de grupos deportivos. En mi caso, doy importancia a la sencillez, a la humildad, al buen ambiente en un vestuario. Este tipo de detalles no garantiza resultados, pero ayuda a la búsqueda del éxito. El premio está más cerca desde una atmósfera limpia que desde una convivencia donde existe un grupo de menor armonía”.

El segundo, por su parte, apunta: “La capitanía en un club de fútbol o en una selección nacional es un orgullo para todo aquel jugador que ha soñado de niño con ser profesional. El fútbol es pasión, es responsabilidad, es solidaridad, aúna voluntades y desde el liderazgo consensuado en un vestuario, los clubes y federaciones progresan en sintonía con el objetivo de cumplir sus retos deportivos y empresariales (…). La puesta en escena de un capitán implica un desgaste enorme: las funciones van desde resolver problemas domésticos dentro del vestuario, abordar situaciones de crisis con los medios de comunicación, ayudar a los más jóvenes, ejercer de psicólogo en algunos momentos, hasta elevar la moral de la plantilla. En mi época, además, vivimos un cambio espectacular en las estructuras del propio fútbol como deporte y como negocio”. Y continúa: “Un capitán representa la imagen de un equipo de jugadores, pero también la de un club o la de una selección. Por eso su papel es esencial. El día que Andoni Zubizarreta me cedió el brazalete de España me dijo: Lo siento mucho, la que te ha caído encima”. El propio Hierro sentencia: “El 80 ó 90% del esfuerzo de un capitán está dirigido a resolver situaciones de crisis”.

Pero el libro no sólo habla de la gestión de recursos humanos dentro del vestuario sino que contiene anécdotas y referencias históricas interesantes. Por ejemplo, una de las que más me ha gustado es que el brazalate es el único elemento del uniforme de la selección española que no lo fabrica la multinacional Adidas. El resto, chándal, camiseta, pantalón, medias, botas, espinilleras, gorros, guantes, calzoncillos, maletas de viaje… lleva el sello Adidas. La cinta que rodea el brazo del capitán se sigue fabricando de forma artesanal y la Federación lo sigue comprando a Deportes Cóndor, una emblemática tienda de deportes situada en la calle Conde de Peñalver 22, en el barrio de Salamanca de Madrid que pertenece a la familia Blas Pardo Ruiz desde que nació hace más de tres cuartos de siglo. Cualquier madrileño conoce esta tienda.

Muchos son los comentarios de los futbolistas que pasean por el libro de Luis Villarejo. Destaco sólo algunos:

– Santiago Cañizares: “Ser capitán tiene dos alegrías. Las mismas que la vida de un barco: el día que lo compras y el día que lo vendes. El primer partido y cuando dejas el brazalete, son los dos únicos momentos interesantes. Yo, al dejarlo, me liberé”.

– Fernando Torres: “Años después, aún guardo en mi móvil los dos mensajes que recibí tras fichar por el Liverpool. Los capitanes Steven Gerrard y Jaime Carragher me daban una cálida bienvenida. En los entrenamientos son siempre los primeros en liderar los ejercicios. Su entusiasmo es contagioso”.

– Cesc Fábregas: “Good morning, skipper [Buenos días, capitán]. Cuando los empleados del Arsenal me saludan así todas las mañanas, aún me da reparo. El Arsenal es un club grande y con historia. Y yo me siento orgulloso de ser parte de ella”.

– Emilio Butragueño: "La primera premisa del fútbol es que no todos los capitanes son líderes, sobre todo cuando es un cargo que se hereda (...). El líder debe pensar que es uno más del grupo. Sin el grupo, él no gana, por eso la humildad y la solidaridad son dos rasgos del líder. Si es egoísta, aunque sólo sea un poco, el grupo lo capta y pierde su jerarquía entre compañeros. La generosidad y el altruismo son fundamentales".

También me ha sorprendido lo que Luis Medina Cantalejo, árbitro español presente en el Mundial de Alemania 2006, dice: "El conocimiento de algo como son las reglas del juego es algo que no se prodiga mucho entre jugadores, entrenadores, y si se me permite, entre periodistas y aficionados".

El libro está formado por 16 capítulos, 2 de los cuales me han gustado especialmente. El primero es el capítulo 6 titulado: El capitán en los despachos. Comunicación con la presidencia; un tema siempre complejo para el capitán que hace de correa de transmisión entre las oficinas y el césped. El segundo es el capítulo 8 titulado: De continente a continente. De Japón al sueño africano. Siempre me ha interesado mucho cómo afectan las diferencias culturales a las relaciones personales (ver post Outliers y el Índice de Distancia al Poder). Es un capítulo el que Xavier Azcargorta habla de su paso por Bolivia, China y Japón, y de cómo la diferente cultura de cada país condiciona, por un lado, la forma de entrenar, y por otro, la forma de elegir al capitán. En las mentalidades latinas y mediterráneas el factor antigüedad pesa mucho mientras que en las anglosajonas son más partidarias del carisma y la personalidad. De ahí que podemos decir que hay capitanes que no son líderes y líderes que no son capitanes.

En definitiva, un libro imprescindible para quien le guste el fútbol y más aún para quienes les guste el balompié y la gestión de personas. El libro recoge lo que no se ve de este deporte a primera vista, lo que no se retransmite por la cámara y que sólo los protagonistas, los futbolistas, viven de primera mano.

Os dejo una pequeña vídeo-entrevista a Luis Villarejo justo después del acto de presentación del libro en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas:
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lunes, 20 de septiembre de 2010

Elogio del ariete


Según la RAE, un ariete es un delantero centro. En el fútbol de nuestros abuelos (o bisabuelos) con figuras ilustres de la talla de Isidro Lángara (quien marcó 17 goles en 12 partidos con la selección y, que además de 3 trofeos pichichi, fue máximo goleador en Argentina con San Lorenzo y en México con el Club España) o Telmo Zarra (6 trofeos pichichi consecutivos, marcando un total de 242 goles en Primera División), aquella figura del ariete se encontraba perfectamente definida en los esquemas WM reinantes: marcar muchos (muchos) goles. Tras la irrupción de los mágicos magiares, el esquema 4-2-4 ideado por Sebes situó dos delanteros más o menos paralelos con roles complementarios: Kocsis (“Cabeza de Oro”) y Puskas (“Cañoncito”). El fútbol total de Rinus Michels, debido al intercambio constante de posiciones, comenzó a difuminar la figura del ariete en los setenta y ya en los noventa, Johan Cruyff prescindió (en su primera etapa) del delantero centro en pos de un mayor control de la zona media y de una mayor ocupación de las bandas.
Y llegamos al fútbol de hoy. El Barça de Ronaldinho alineaba a Etoo, que no es precisamente un delantero centro prototípico. Posteriormente, Guardiola, en su primer año situó al camerunés en como ariete teórico, pero encargando un importante trabajo defensivo al africano y, además, permutando su posición con Messi en muchas ocasiones (El 2-6 del Bernabéu es un ejemplo). El año pasado Ibrahimovic, que sí posee las características físicas de un centro delantero, no pareció encajar de forma plena. El sueco, cuyas excelentes prestaciones se asemejan a las que Jan Koller en mayor medida que a las de un rematador a la vieja usanza, fracasó en Barcelona. Ahora Villa, parece que confirma la apuesta del Barça por ocupar ese espacio con jugadores de otro corte, aunque con excelentes resultados de cara a puerta.
En el Real Madrid el panorama es aún más complejo. Tras la salida de Van Nistelrooy (aquel holandés sí que es un delantero centro prototípico y no por ello menos extraordinario), el puesto no parece que haya vuelto a ser ocupado con garantías. Con la llegada de Mourinho, parece que la necesidad de un delantero centro se ha hecho, digamos, más patente. En su esquema 4-2-3-1 (o lo que sea), parece conveniente alinear un delantero centro rematador y rotundo. Higuaín no parece que convenza y sus números son aún discretos, aún cuando la temporada pasada fue el máximo goleador del equipo. Benzema no ha demostrado en ningún momento las inmensas capacidades que se le intuyen. Cristiano no es un delantero centro. Y no hay más.
Y el caso es que, pese a que el panorama no parece muy propicio para el ariete en nuestro país, yo conservo la esperanza de volver a ver una generación de delanteros centros como la que viví hace ya 30 años. Aquellos hombres serios, correctos, eficaces y tremendamente humanos que dominaron la liga desde el final de los setenta y hasta los primeros ochenta, además de disputarse el puesto de delantero centro con la selección nacional (conjuntamente con Rubén Cano). Me refiero a Quini (Sporting y Barça), Santillana (Real Madrid) y Satrústegui (Real Sociedad). El primero ha sido, a mi juicio, el rematador más efectivo del fútbol español de todos los tiempos. El segundo, conjuntamente con Kocsis la mejor testa de la historia. El tercero, el ariete de aquella Real bicampeona y delantero titular en España 82. Cualquiera de ellos no desentonaría como ariete en esta selección campeona del mundo. Ni mucho menos.
Ahora, sólo Fernando Llorente parece querer seguir ese camino de especialista que, sin embargo, pocos parecen asumir de forma plena. No en vano, estamos en la época de las media-puntas (que no son ni medios ni puntas). En la tercera jornada de la liga 2010-2011, Llorente encabeza la lista de goleadores. Con la selección sus actuaciones han sido muy notables... resolviendo partidos en primera y en segunda persona.
Para algunos, la figura del centro delantero clásico puede ser parte del pasado. Sin embargo, y aún cuando el juego directo es denostado por algunos, ¿qué se busca para resolver los partidos cuando vienen mal dadas? En esos momentos se recurre a los centrales como Alexanco o Piqué… de delanteros centros rematadores. Es posible que esto del fútbol no haya cambiado tanto.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Mi lectura de la lucha por las medallas en Turquía


Más allá de la tristeza provocada por nuestro papel en el campeonato, creo que este Mundial nos ha dejado algunas lecciones interesantes que no deberíamos dejar que la decepción ocultara.
Así que para ahondar en el acalorado debate de esta semana en el blog, a raíz del artículo de mi buen amigo Eduardo Schell, os voy a dar mi visión.
Del campeón poco tengo que decir. Un equipo a un alto nivel, al que sólo la España que conocemos podía haber hecho sombra, como ocurrió en el amistoso previo. Sin España, campeón seguro.

Por todos es sabido que la Federación Internacional siempre hace todo lo posible para que el país anfitrión llegue a la fase final, con el fin de lograr la mayor garantía posible de tener los pabellones llenos con el público local. En este campeonato la norma se ha cumplido y Turquía, a pesar de haber hecho un gran campeonato se terminó convirtiendo en el convidado de piedra de la final. Si bien quiero destacar el magnífico trabajo de mi buen amigo Bogdan Tanjevic, quien supo liderar con una energía y un carisma magistrales, para motivar y empujar a su equipo hasta lograr el metal.

Compartiendo el pódium nos encontramos a una Lituania, que con una buena preparación, paso de ser apabullada por España en los amistosos a remontarnos 18 puntos y a lograr una merecida medalla de bronce.

El cuarto puesto esconde a mi modo de ver a una de las perlas de este campeonato: Serbia. Un equipo muy joven, que ha hecho méritos para mucho más por su juego, por la cohesión de su equipo y por la fuerza y la gran técnica que han derrochado durante todo el mundial. Su magnífico juego me ha hecho recordar muchas veces al de la Yugoslavia de la época de oro. Me ha llenado de satisfacción ver a uno de los grandes veteranos de la cancha como es Dusan Ivkovic, dar una magistral lección de cómo dirigir un equipo, sintonizando con los jugadores, apoyándoles con el cariño de un padre pero marcando el rumbo al mismo tiempo con la firmeza de un líder nato. Tengo que reconocer que también he sentido un poco de envidia, no sé si sana, al ver que hay países que sí consideran la veteranía y la experiencia una virtud (aviso para los malpensados: no me estoy postulando para ningún puesto).

El quinto puesto fue para una selección agotada que necesita encontrar un nuevo modelo al haber perdido a su generación de oro. Aun así Argentina supo adaptarse a la situación, y jugar el partido por el quinto puesto centrados y motivados para conseguir relegarnos al tan olvidado sexto puesto.

Y en ese puesto quedó nuestra selección. Sextos. Un puesto que no recordábamos que existía hace casi una década. Sin duda un puesto que sabe a fracaso porque nuestra escuadra aspiraba al pódium por trayectoria y por la gran calidad de los jugadores que estuvieron en Turquía.

Para mí España ha girado como una moneda en el aire. Dando la cara en los amistosos previos, jugando a un gran nivel que alimentó aun más nuestras esperanzas, y desgraciadamente mostrando la cruz durante todo el campeonato, siendo un mal dibujo de la de años, o incluso días, atrás.

Yo veo una de las principales causas ha estado en la lesión de Calderón, un gran veterano en la dirección de equipos, que con su ausencia dejó un gran hueco en la cancha que el joven Ricky Rubio, simplemente por su inexperiencia ya que tiene un gran futuro, no supo llenar, pero también provocó un gran vacío de liderazgo en el vestuario que ha hecho tambalear los fundamentos de la roja.
Está claro que el equipo echó de menos a un seguro de vida como es Pau, pero esto no debe servir como excusa, y mucho menos para utilizarla públicamente durante la competición porque al hacerlo se infravalora a la excelente plantilla que sí fue a jugar, y además se mina su confianza.

Estos días muchos de vosotros me habéis preguntado sobre cuál es el futuro de nuestra selección. Yo no comparto la idea, por muchos repetida, de que esta generación ha llegado a su final. Una derrota no significa el final de un ciclo. Ya veréis como estos jugadores durante esta temporada van a ser piedras fundamentales para sus clubs. Para luchar contra las crisis y las adversidades hay que innovar y buscar soluciones nuevas, esto implicará incorporar algunos jugadores nuevos, para poco a poco evolucionar, que no tirar, el modelo de juego hasta encontrar nuestro estilo de juego.

Yo quiero transmitiros una visión de optimismo, ya que creo que el año que viene, en el Europeo de Lituania, si sabemos aprender de nuestros errores, volveremos a ver a la selección que nos hace soñar. No creo que sea época de pedir dimisiones, sino de buscar soluciones, y en eso estoy seguro que el actual presidente de la FEB acertará, a pesar de los muchos detractores que está teniendo.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Intentando descifrar el sexto puesto

Debacle. Fin de ciclo. Desastre. Fracaso. Han sido las palabras que más he escuchado y leído tras la eliminación de la selección española en cuartos de final ante Serbia. No estoy de acuerdo. Como dije en el anterior post, no hay que edulcorar la realidad, pero tampoco creo que haya que ser el más tremendista. Tengo la sensación que si la crítica no es apocalíptica, no le vale al gran público deseoso y ansioso de carnaza. Y si hace falta, se altera (que no edulcora) la realidad. Como en el Europeo de Polonia el año pasado cuando camino del oro, cuando peor venían dadas, parece que hubo una matanza interna. Si no fuese porque uno conoce al grupo...

Tras cuatro años irrepetibles (campeones del mundo en 2006 y de Europa en 2009 además de subcampeones olímpicos 2007 y de Europa 2007), España se ha adentrado en el terreno de lo desconocido: la lucha por intentar quedar quinto. Adiós a las medallas a las que nos ha malacostumbrado este equipo que no se apeaba de las semifinales desde 2005. Y a esto hay que añadir la plata europea de 2003 y el bronce de 2001 logrado en Turquía. Dos años antes, la plata de París'99, aunque eso era otra época. La que coincidía con el inicio de la leyenda mundial de unos juniors de oro que ya habían conquistado Europa.

Pero eso es otra historia. Toca el presente: ¿Fin de ciclo? No lo creo, no creo que se pueda hablar de esto con jugadores tan jovenes y expertos como Ricky, Llull, Rudy, Marc Gasol o Claver y en la recámara otros como Sergio Rodríguez y Carlos Suárez. ¿Que rueden cabezas? Tampoco. ¿Excusas aprovechando las bajas de Pau y Calde? No he visto/escuchado ni una por parte de Scariolo/jugadores/FEB ¿Decepción? Sí. Un palo. Tremendo. Y acentuado tras quedar sexta y no quinta. Sigo pensando que esta misma selección que ha acabado quinta podría haberse plantado en la final y ganar el oro (vs USA jugando un partido casi perfecto para paliar su físico) o al menos haberse vuelto a casa con una medalla al cuello.

Cito el anterior post: España no ha jugado bien en la primera fase. Lo ha visto hasta un ciego. Despertó en el momento de la verdad, los cruces de octavos. Parecía que el click estaba cerca. Y Serbia, con un triple desde los 9 metros, lo evitó. Unas veces, el triple no entra como en la semifinal de Japón 2006 y se da pie a la leyenda, otras veces entra una de dos y te quedas con cara de tonto en casa (plata europea'07) y otras veces, el triple entra. Y adiós a la posibilidad de un encore más difícil todavía: medalla mundial sin Pau ni Calde. Era un salto sin red. Y yo soy de los que aplaude en el anodino circo a los funambulistas que pueden caer a un pozo lleno de caimanes y alimañas.

Pero reducirlo todo al triple o no de Teodosic sería simplista. España no ha sido España en toda la primera parte y está fuera. De una forma dolorosa y que ha generado dudas y a muchos apuntando a la cabeza de Scariolo. Y de Sáez.

Scariolo. Un genio de la pizarra. No ha estado fino en tramos, se emperró en las dos unidades. A ratos funcionó de lo lindo. Otras chirrió. Piden su cabeza. Antes de eso: ¿A quien ponemos? Hay una norma absurda de incompatibilidad en España. Y Scariolo, pese a ser italiano (algo que parece ser que molesta) es un currante nato, un perfeccionista y un gran seleccionador. Sería absurdo prescindir de él. Me parece una de los mejores entrenadores de Europa y aunque tuve alguna duda de cómo se adaptaría el año pasado a su rol de seleccionador aparcando algunos de sus tics de entrenador, sigo creyendo que es el mejor para el cargo. Aunque sea italiano.

¿Qué ha fallado? Sustituir a Pau, el mejor jugador de la historia del baloncesto español, es imposible. Intentarlo, como quedó claro desde el principio, una idiotez. Pretenderlo, una aún mayor. Hay que intentar paliarlo. Y eso se ha intentado. Si a esta baja le añades la de Calderón, te quedas sin dos titulares de tu quinteto y dos piezas determinante. Pese a todo, ni una excusa.
La baja de Calderón alteró la composición inicial del esquema. Raul (que bien pudo ser Sergio Rodríguez), ha estado bien en su rol, pero el esqueleto ya no era el mismo. En twitter me dicen que por qué no han jugado más Claver o San Emeterio. Creen que con su concurso el resultado habría sido distinto. Ojalá, peor lo dudo. Que los 12 destaquen es complicado, hay roles y los veteranos están ahí para cuando la cosa se pone fea. Lo contrario sería enviar al paredón a los soldados indefensos e inexpertos. Eso sí, como también he tweetcomentado, y antes del Argentina-España, también habría dado más minutos a San Emeterio.
En el desequilibrio forzoso por la baja de Calde, el gran perjudicado ha sido Ricky, del que olvidamos su edad:19 años. Lo bueno es que a base de palos se aprende, que se lo digan a Sergio Rodríguez en Portland. Y la base que sustentará España los próximos años ha tomado nota: Ricky, Llull, Rudy, Marc y por la tele Sergio Rodríguez y Carlos Suárez. Con esta nómina de jóvenes expertos se me antoja difícil hablar de fin de ciclo. Y Navarro, Felipe y Pau, entre otros, no se han jubilado, aunque su presencia cada año a partir de ahora se me antoja complicada y llegará con cuentagotas. Ojalá me equivoque. Y si se siguen uniendo a la causa pese a su físico, será por su espectacular compromiso e identificación.

El caso más sangrante ha sido el de Garbajosa. Criticado injustamente. El aficionado medio piensa que esto es una liga fantástica y que basta con juntar a dos tios que promedian 15 puntos. No es así. Él hace de experto veterano y desempeña un rol clave dentro y fuera. Lo injusto es pensar que ha de tener el rol de 2006. Sus intangibles y calidad + inteligencia le convierten en indispensable dentro de un grupo. "Las estadísticas son como un bikini", me dijo una vez Maljkovic: "Te dejan ver mucho, peor no lo más importante". Si decide descansar, se le echará mucho de menos. Pasará con él como con Carlos Jiménez. Que son dos jugadores insustituibles.


No creo que haya que culpabilizar a uno del resultado final. Ha sido la suma de pequeños detalles y dos grandes, las bajas de Pau y Calde. Entre esos detalles: 1. La reestructuración de la configuración inicial (se apostó por dos bases y el comodín de Llull en lugar de tres para añadir centímetros por la baja de Pau); 2. El rendimiento menor de puntales jovenes/expertos como Ricky (aprenderá del exceso de presión), Rudy (salvo ante Grecia, en algunos minutos, y contra Argentina para el quinto puesto no ha sido él) y Marc, al que la amigdalitis tocó en su peor momento, no ha sido Marc y menos Pau, algo que era absurdo ya que son dos jugadores distintos aunque algunos esperaban que sucediera; 3. La asignación de roles y la falta de reordenación de los mismos por parte de Scariolo para aprovechar el despertar de Fran Vázquez, que debió jugar más, y el buen momento de Reyes antes de su recaída del cuello, e incluso San Emeterio, aunque en su caso le tapan Navarro y Rudy; 4. Hubo fallos de concentración, extraños en un grupo experimentado como este y que dejó escapar 16 puntos ante Lituania, aunque convendría no confundir esto con falta de hambre; 5. La pizarra no funcionó en determinadas jugadas clave (los jugadores son humanos y no robots). 6. Y luego, el triple de Teodosic. ¿Haber hecho falta? Estaba bien así.

¿Lo positivo? Hay grupo, base y jugadores. Y ante todo, compromiso. El mostrado por los que están, y por los que no están y quieren estar. Hay ganas de seguir creciendo y de seguir haciendo historia. De ampliarla. Si es que es posible. Turquía será, con suerte, un doloroso punto y seguido a una trayectoria inmaculada que ha escrito las páginas más gloriosas de la historia del baloncesto español. Y esto, conviene no olvidarlo, esta ha de ser la base sobre la que seguir creciendo. No es fácil lo logrado, ni mantenerse: a EE.UU. le ha costado 16 años volver a ser campeón del Mundo.

Y acabo como finalicé el último post: el fracaso sería no levantarse. Y hay mimbres para seguir andando.

jueves, 9 de septiembre de 2010

El yin de Guardiola

Este verano saltó a las primeras páginas de todos los periódicos deportivos una noticia que empañaba la imagen de líder ideal de Pep Guardiola. Ibrahimovic una de las estrellas del Barça afirmaba que “En los últimos seis meses Guardiola sólo se ha dirigido a mí dos veces. Yo no tengo ningún problema, pero él lo debe tener conmigo”.

Aunque hay que contextualizar estas declaraciones en plenas negociaciones del jugador para irse a jugar con el AC Milán. Parece que al menos los hechos si han ocurrido porque el propio Guardiola admitió a la prensa “ Si en los últimos seis meses he hablado dos veces con Ibra, será por alguna razón".

Es extraño que un líder como Guardiola tenga este tipo de comportamientos, porque sin duda es obligación del líder hacer todo lo posible por integrar a las personas en la dinámica del equipo, y sobre todo tratar de sacar lo mejor de ellas. Seguramente la actitud de jugador sueco deje mucho que desear, y no sea tan buen profesional como jugador, pero eso no es excusa para hacer dejación de la responsabilidad que uno ha asumido.

Dicho esto, creo que en España somos muy dados a convertir rápidamente en héroes a los que realizan un acto valiente, y a defenestrarlos y enviarlos al infierno mucho más velozmente cuando les conocemos un pecado.

Un líder, como cualquier otra persona, no es alguien perfecto. Al igual que el yin y el yang, dentro de nosotros hay un equilibrio inestable entre nuestro afán por hacer las cosas bien y nuestra pereza, entre nuestros fobias y nuestras filias, entre nuestras ilusiones y nuestros miedos. Al igual que para un mal jugador meter un gol no le convierte en un goleador, que Guardiola se equivoque no le hace ser un mal líder, porque dentro del yang existe el yin y los buenos profesionales cometen errores, al igual que dentro del yang surge el yin y hay veces que malas personas tienen comportamientos admirables.

Al igual que los líderes no deben dirigir por la excepción, nosotros deberíamos aprender a no valorar la calidad de un profesional o de una persona por una actuación concreta, sino tener memoria para poder analizar una trayectoria y ecuanimidad para no dejarnos llevar por nuestros intereses personales.

Todos tenemos un lado oscuro, y eso no nos hace ser malas personas, si fuéramos todos tan autocríticos con nosotros mismos, como críticos con los demás, esta crisis en la que estamos inmersos sería historia hace tiempo.

lunes, 6 de septiembre de 2010

El fracaso es no levantarse

Cuando uno se acostumbrada a comer caviar, una buena lubina a la sal se te indigesta. No digamos unas insípidas pero nutritivas varitas de merluza congelada con las que muchos hemos crecido.
En esas estamos en el Mundial de baloncesto: la Selección Española de baloncesto nos ha mal acostumbrado en el éxito y en cuanto la máquina chirría aparecen las críticas y los críticos. Está claro que no hay que edulcorar ni encubrir y que hay que criticar, pero para construir y no para destruir. No con esta selección que se ha ganado el suficiente crédito y respeto: vigente campeona del mundo (2006) y de Europa (2009) y subcampeona olímpica (2008 vs USA). Además, en este fantástico ciclo de cuatro años, la plata europea de 2007. Y hay que recordar que desde Paris'99 con Lolo Sainz en el banquillo, España siempre ha tocado metal en los Europeos (salvo en 2005 que fue cuarta) y todas las veces con entrenadores distintos.


La trayectoria avala a esta selección, a este grupo, que se ha ganado el derecho a que se crea en él. Sin ir más lejos, la conquista del oro europeo del año pasado en Polonia arrancó con una derrota ante Serbia precedida por un traspiés ante Lituania en el último amistoso. Tras el varapalo ante Serbia, España estuvo casi cinco minutos eliminada virtualmente. Entonces escribí: Falta un día menos para el oro. Era el momento de creer en el grupo. Y el oro llegó tornando en loas y aplausos las cuchilladas y las críticas.
Este año, el inicio ha sido idéntico. O peor: Inesperada derrota ante Francia, pequeño resurgir sin convencer ante Nueva Zelanda y varapalo sonoro ante Lituania tras ir ganando por 16 creando un mar de dudas. Fue el momento de aprovechar y cargar contra la selección y de disparar las críticas y de recordar que el seleccionador, Sergio Scariolo, era y es italiano.



Que España no era España lo veía hasta un ciego. No había sensaciones positivas, faltaba alegría, faltaba chispa, falta 'mojo' y faltaba Pau. Y Calderón, baja a última hora por lesión que trastocó la composición inicial de la selección y los planes previstos.
Era el momento de las críticas. Y también el momento de creer pese a que el camino era el más complicado: ganando a Líbano y Canadá, las dos cenicientas del grupo, a España se le dibujaba un camino muy complicado como tercera de grupo: Grecia en octavos y EE.UU. en cuartos. El apocalipsis para los críticos.

Una última victoria de Nueva Zelanda a Francia situó a España segunda. Demasiado premio para tan poco demostrado. Pero el azar, la suerte -que es para el que la trabaja, dicen- aupó a España a la segunda plaza y a cruzarse con Grecia, que intentó evitar el lado difícil del cuadro (España y EE.UU.) y le salió mal la jugada.
Lolo Sainz, puede hablar con conocimiento de causa de lo que es la suerte de un resultado con el que no cuentas. En París'99, España estaba fuera, haciendo las maletas rumbo al avión cuando un inesperado resultado la clasificó. Acabó ganando la plata. Ahí se gestó el espíritu y el compromiso de hoy.

El caso es que esta España, que no jugaba a nada y donde sobraba todo el mundo según los críticos, se personó en octavos y se cargó a Grecia dando un puñetazo en la mesa para meterse en cuartos ante la combativa Serbia, que ganó a España al inicio de Polonia'09 y fue arrollada en la final por la misma España.
El caso es que sigo creyendo en este selección, porque me ha demostrado que hay que creer en ella y porque conozco bien a los jugadores tras tantos años, aunque está claro que algún día, muy a nuestro pesar, nos caeremos del podio. Nadie dijo que esto fuese a ser fácil. Por muchos motivos: baja de Pau, lesión de Calderón, alto nivel de otras selecciones, hay que jugar sin el mejor jugador de la historia de nuestro baloncesto, lesiones de jugadores, malos momentos de forma de otros...
Pese a todo, el compromiso de los jugadores está ahí. Y no se puede dudar de él. Bueno, algunos sí dudan de ellos: he leído que Scariolo es italiano, que Marc no es la sombra de su hermano, que Garbajosa y Mumbrú están de prestado, que otros jugadores tenían que estar ahí, que los suplentes no dan la talla, que falta relevo generacional y por supuesto, que el gran culpable de todo esto es José Luis Sáez, el demonio en persona.

Muchos de estos críticos se subirán al carro si al final, felizmente, llega la medalla. Muchos se han subido al carro del baloncesto con los éxitos recientes y no perdonan el despido de Pepu. Sí, Pepu fue un gran técnico, y así los escribimos en Basuketoboru. Se vió en Japón 2006 donde empezó la leyenda con un cuento de Disney. También chirrió en 2007 (es humano) y fue él quien anunció que dejaba la selección tras Pekín 2008. Sólo se adelantaron los plazos. Además, sin él, se ha ganado una plata olímpica con otro entrenador (Aito) y un oro europeo con otro (Scariolo). ¿No ha llegado el momento de pasar página?
Otros críticos piensan que la selección es como una Liga Fantástica en la que con juntar a 12 tios que promedien 15 puntos o más es la solución. Eso ha hecho en los últimos años EE.UU. y a sí le fue. Tuvo que reconvertirse. Y para volver a triunfar copió el modelo de España. No me lo invento. Me lo dijo el presidente de la Federación de EE.UU. en Pekín 2008.
Otros muchos no entienden de liderazgo, de intangibles, de grupo, de trabajo en equipo, de esfuerzo, de compromiso. Esto no lo refleja la estadística, engañosa en tantas ocasiones.

El miércoles toca Serbia. Si España sigue siendo España, la nueva España post Pau-Calde y que se vio ante Grecia, ganará y pasará a semis ante Turquía (presumiblemente), anfitriona de este Mundial. Y luego, la final, ante EE.UU. (presumiblemente). Y yo creo en España. Desde el sufrimiento. Así sabrá mejor. Y si no llega (al igual que si llega), a analizar para poder seguir construyendo. Llegar cuesta, mantenerse más. Esto solo lo hacen los grandes. Ya que el verdadero fracaso no es caer, si no no saber levantarse.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Nueva temporada, Nuevo comienzo

Decía Clearwater "Cada segundo puede haber un nuevo comienzo. Es cuestión de elección". Y como es nuestra elección y queremos aquí estamos de nuevo otra temporada más.

Tras unas magníficas vacaciones volvemos con mucha ilusión, con muchas ganas de seguir aprendiendo con vosotros del deporte y con muchas novedades:

- Tenemos un nuevo diseño del blog, más moderno y limpio, con una nueva imagen y con nuevas secciones. Si nos lees por RSS conectate y danos tu opinión:  http://www.aprendedeldeporte.com/
- ¡Estamos en Facebook! Hemos creado una página donde nos podéis seguir, y si os gusta, podéis ayudarnos a darla a conocer entre vuestros amigos: http://www.facebook.com/pages/Aprende-del-Deporte/#!/pages/Aprende-del-Deporte/120700747981338?ref=sgm
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- Vamos a lanzar una red de Corresposales de Aprende del Deporte con todos aquellos que conozcaís buenas historias sobre deporte sobre ejemplos anónimos de las que podamos aprender. Puedes informarte mejor aquí: http://aprendedeldeporte.blogspot.com/p/se-un-corresponsal-adp.html ¡Forma parte de este divertido proyecto!
- Tendremos nuevas incorporaciones para enriquecer aún más nuestro blog. Seguramente esta temporada se incorporen a Aprende del Deporte Javier Reyero y Regis Sonnes el actual Seleccionador Nacional de Rugby, y puede que tengamos algún otro as en la manga.

Como veis una nueva temporada cargada de ilusión para compartir y de novedades que esperamos que os gusten.

¡Qué tengáis una temporada estupenda! Y que... ¡El balón empiece a rodar!

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