Buck Burnette, uno de los jugadores de la línea ofensiva del equipo de fútbol americano Texas Longhorn escribió en su página de Facebook el siguiente comentario tras la elección de Barack Obama: “Qué se reúnan todos los cazadores, tenemos un puto negro en la Casa Blanca”. Al día siguiente su entrenador Mack Brown le echó del equipo justo antes del partido más importante de toda la temporada.
Una de las cheerleaders de los New England Patriots fue despedida por colgar en su página de Facebook una foto suya de una noche loca con sus amigos. En ella aparecía desnuda de cintura para arriba y una amigo suyo había escrito en su torso con un lápiz de labios “Soy judía” junto a una esvástica.
Dan Leona, el responsable de relaciones públicas de los Philadelphia Eagles no fue renovado tras publicar en su muro de Facebook un comentario criticando el juego del equipo. Su jefe argumentó que es incompatible se un fanático del equipo con ser un profesional del mismo.
El entrenador del equipo de fútbol americano de la Universidad de Colorado impuso una nueva regla a sus jugadores el año pasado: “Si te pido ser tu amigo en Facebook, es mejor para ti aceptarme. En cuanto a los contenidos, no pongas en ella nada que tu madre no pueda ver sin avergonzarse, porque si lo haces ella se sentirá mal y tú estarás fuera del equipo”.
En el draft de 2009 muchos equipos de la NFL (Liga profesional de fútbol americano de USA) como los Lions o los Packers crearon perfiles falsos en Facebook como si fueran chichas jóvenes y muy guapas. A continuación le pedían a las estrellas de la liga universitaria que les dejaran ser sus amigas. Su testosterona les traicionó en la mayoría de los casos admitiéndolas en seguida en su círculo de “información privada”. Los ojeadores utilizaron toda la información que pudieron conocer de ellos: si bebían, si consumían drogas, si eran muy juerguistas, etc. para decidir si los fichaban y para aquilatar las ofertas, aun millonarias, que hacerles.
La web 2.0 está transformando sociedad y con ella a las organizaciones, y el mundo del deporte no se mantiene ajeno a ello. Han comenzado los norteamericanos porque sin duda están más avanzados en la integración del social media, pero no tenemos que perder de vista que España es el tercer país del mundo en utilización y penetración de las redes sociales.
¿Son correctos estos comportamientos o se está invadiendo la vida privada? ¿Tiene sentido hablar de intimidad en un mundo donde gritamos a los cuatro vientos lo que hacemos? ¿Las organizaciones se comportan igual en el mundo 1.0? ¿Veremos pronto actuaciones como estas en las ligas de los deportes favoritos de nuestros países?
Preguntas para las que sin duda tendremos respuestas diferentes, seguramente encontradas, y con las que poco a poco iremos configurando entre todos las nuevas reglas de juego de las redes sociales.
Pero hay un aspecto que me apetece destacar, aun más cuando la polémica de Wikileaks está en el candelero. Hoy en día cualquiera puede hablar y publicar cualquier información sobre quien quiera, positiva, negativa, verdadera, falsa, objetiva o subjetiva. Por ello, ahora más que nunca necesitamos desarrollar un espíritu crítico que nos permita no creernos todo lo que leemos y cuestionarnos los porqués. Necesitamos ser capaces de coger perspectiva y contrastar la información para poder ser ecuánimes y no dejarnos llevar por las apariencias o por los intereses de terceros, algo que también nos vendría fenomenal en el mundo 1.0 con los medios de comunicación tan partidistas y parciales que tenemos.
En la web 2.0 se juega a la transparencia, y a en este nuevo juego todos tenemos que aprender a jugar.
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