Si dijera que sin lugar a dudas estamos viviendo uno de los momentos más complicados que ha vivido la humanidad, desde el punto de vista económico, de su historia, creo que nadie pensaría lo contrario. La práctica totalidad de los gobiernos que tienen que gestionar esta situación van a salir dañados y les costará reponerse ante la opinión de su país de las amargas y dolorosas medidas que para poder salir de esta situación van a tener que adoptar.
“Malos tiempos para la lírica”. Estamos muy probablemente en un momento de gran confusión, “lo económico” lo impregna todo, cientos de millones de personas en todo el mundo han perdido su empleo o están a punto de perderlo, decenas de millones de empresas han desaparecido, en fin… La mayoría de los que eran inmensamente ricos ahora lo son más aunque sólo sea porque los demás somos un poco más pobres. El orden económico mundial se tambalea, el poder se desplaza de los continentes más asentados hacia los económicos emergentes, por lo general ubicados en continentes hasta hoy considerados marginales como Asia y Latinoamérica.
Los principios que hasta hoy han sido válidos para establecer las reglas del “juego” están siendo cuestionados… pero no están saliendo otros en los que fundamentarse. ¿Y entonces?
Pues bien, creo poder afirmar que por lo menos durante un mes y en esta situación inmensamente grave que he intentado narrar, algo nos va a hacer olvidar, algo nos va a emocionar, algo nos va a hacer llorar y reir, saltar de alegría o sumirnos en la tristeza, algo que nos va a unir a los ciudadanos de un país, independientemente de ideologías, independientemente de nuestra situación económica, independientemente de todo, de nacionalismos, de rencores aparentemente irreconciliables.
¿Qué es eso que puede hacer que durante un mes el mundo se distraiga del foco amargo en el que está sumido?
El mundial de Sudáfrica, el fútbol, lo único que no entiende de razas, de ideología, de credos ni de sexo. Eso que nos hace a todos seguidores de nuestro país por un mes. Todos estaremos unidos con una misma ilusión, con un mismo fin, con un mismo deseo, GANAR.
Y esto señoras y señores es la magia del fútbol, no hay nada igual. Cuanto tenemos que aprender de estos momentos.
Podemos trabajar juntos, podemos disfrutar juntos, podemos construir nuestro presente y nuestro futuro juntos, independientemente de todo lo que suceda alrededor. Sentirnos orgullosos de ser parte de un todo representados por un puñado de muchachos que son una muestra de nuestra diversidad, aprovechada de la forma más positiva, diferentes pero juntos con un mismo fin.
¡Cuánto tenemos que aprender del fútbol! La crisis que estamos viviendo es una crisis de valores, de algunos de esos valores que sin duda vamos a ver en el Mundial. Esfuerzo, ilusión, motivación, trabajo en equipo, superación, solidaridad, generosidad, orgullo de pertenencia, rigor, disciplina, entrega…
La vida es maravillosa a pesar de todo y en estos momentos críticos hay también millones de oportunidades, aprovechemos este gran ejemplo.
Aprendamos del deporte, ¡a por ellos! juntos podemos.
¡VIVA EL MUNDIAL Y VIVA EL FÚTBOL!
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