Os dejo un artículo que publico hoy en el diario Cinco Días con el título: «Raúl, un ejemplo para directivos». Lo reproduzco a continuación.
«El pasado domingo, el jugador del Real Madrid, Raúl González Blanco, cumplía su partido 500 en la Liga española. Tan sólo otros cinco futbolistas –Andoni Zubizarreta (622), Eusebio Sacristán (543), Paco Buyo (542), Manolo Sanchís (523) y Miquel Soler (504)– han alcanzado esa cifra, pero con la diferencia de que el 7 blanco ha sido el más joven en hacerlo. Además, para celebrar esta hazaña anotó un gol (el 212 de su carrera en este torneo) y su equipo se alzó con el triunfo a domicilio por 0 a 3 contra el Mallorca.
¿Qué es lo que pueden aprender los directivos del jugador de la casa blanca? Apuntamos algunas ideas:
Mentalidad ganadora: es de esa clase de tipos que no admite otro resultado que no sea la victoria. En cierta ocasión decía: «Sólo me doy un diez en ganas de ganar». Toda la gente que marca diferencias son personas muy competitivas. Si hay algo que les produce alergia y no soportan es la derrota.
Ambición: cada reto conseguido necesita renovarlo por otro nuevo. Cada cota la convierte inmediatamente en el valle de la siguiente cima. Tiene hambre. Y es que nadie vuela demasiado alto siendo excesivamente conformista. A lo largo de su carrera ha ido sucesivamente batiendo récords. Debutó con tan sólo 17 años; fue el más joven en llegar a los 100 goles en el Real Madrid; es el segundo máximo goleador en la historia madridista (a tan sólo 2 de alcanzar a Di Stéfano) y el segundo con más partidos (a 32 de Manolo Sanchís); es el máximo goleador de la selección española desde 2003; máximo goleador (64 goles) de la Liga de Campeones y máximo goleador de la historia en competiciones europeas (66 goles); y ahora el más joven en llegar a los 500 partidos.
Tolerancia a la presión: Jorge Valdano, que le hizo debutar el 29 de octubre de 1994, escribía de él: «Se siente cómodo en los momentos cruciales. Donde al común de los mortales le entran dudas, él tiene certezas; donde todos tiemblan, él disfruta. Resulta increíble lo poco que le cuesta lograr cosas difíciles». Di Stéfano sentenció: «Raúl consigue lo que muy pocos se animan a hacer: entrar a un estadio con cien mil personas y jugar como si estuviera en el barrio». Así son los ganadores, gente a la que la adversidad les sirve de acicate e incluso les divierte.
Convicción: tiene tal confianza en sí mismo que cualquier cosa que intenta parece estar destinada a tener un desenlace positivo. Valdano también dijo de él: «Si una jugada tiene diez respuestas posibles, puede que Raúl no elija la mejor, pero su decisión tiene tal carga de fe, que terminará convenciéndonos». Mucha gente se queda en el camino por no creer demasiado en ellos mismos. La autoestima es determinante en la consecución de objetivos.
Inteligencia: en los inicios de su carrera profesional tuvo un desliz con la noche. Pecados de juventud. Al inteligente no se le mide por cometer o no errores –todos fallamos– sino por su habilidad para aprender de ellos. No volvió a tropezar en la misma piedra. Gracias a su madurez precoz, él mismo se dio cuenta que lo que había hecho no estaba bien, entonó el «mea culpa», enderezó el rumbo y siguiendo sumando partidos, goles, títulos y premios.
Valentía: sin riesgo no hay evolución ni crecimiento. Como afirmaba Sun Tzu: «Donde hay grandes recompensas hubo hombres valientes». La seguridad no es una virtud que defina a los que descubren nuevos mundos, a los que dejan atrás records históricos, a los que cambian las reglas... Cuentan que cuando fue a Zaragoza a jugar su primer partido oficial, en el vestuario, rodeado de veteranos, mientras todos calentaban, se hizo un rondo y se atrevió a hacerle un caño al capitán, Manolo Sanchís.
Humildad y generosidad: en el debate nacional sobre si debía o no ir a la selección para la Eurocopa pasada adaptó una postura discreta digna de elogio. Sabía que los intereses colectivos estaban por encima de los individuales. No buscó generar polémicas desestabilizadoras aunque le fuesen beneficiosas. En cualquier equipo –deportivo y empresarial– la estabilidad y la unión son el primer requisito para conseguir cosas grandes. Los egos, los personalismos, las individualidades son demoledores para los equipos de trabajo.
Resistencia: como todos, Raúl ha pasado por momentos difíciles, pero su fortaleza emocional le ha permitido aguantar los sinsabores con madurez. Hay personas que suben y luego caen. Él ha sabido mantenerse sin dejarse dominar por la depresión del momento. Ninguna biografía –ni en lo personal ni en lo profesional– es una línea recta. Periodos mejores y peores se alternan, por ello, saber resistir es un sello distintivo de las personalidades más valiosas.
Trabajo: cuando llegó al primer equipo la pierna derecha la tenía de adorno, era un enclenque con cara de niño y se pasaba el partido corriendo. A base de trabajo, poco a poco fue ganando habilidad con la diestra, su musculatura fue tomando forma, fue dosificando su energía en el terreno de juego y demostrando a todo el mundo que haría historia en el balompié. Quien piense que llegar arriba es cuestión de suerte, además de un ingenuo es un envidioso. Detrás de cualquier éxito hay mucha reciedumbre y capacidad de sacrificio.
Deportividad: o fair play o ética (en el mundo de la empresa). En un ganador, la destreza técnica debe ir acompañada de la calidad humana. No vale cualquier cosa con tal de conseguir resultados. Un dato: su currículum está limpio de tarjeta rojas.
Al hablar de Raúl los elogios se acumulan: «Raúl parece brasileño» (Ronaldo); «Todos sabemos lo que representa Raúl no sólo para su equipo, sino para el fútbol» (Trezeguet); «El Madrid ha fichado a grandes jugadores, pero el mejor es Raúl y lo tenían en la cantera» (Fergurson); «Raúl es el Madrid y el Madrid es Raúl» (Butragueño).
Enhorabuena, Raúl, por lo conseguido hasta el momento y ánimo para los nuevos retos. Seguiremos aprendiendo de ti».
Publicado por Francisco Alcaide Hernández. http://franciscoalcaide.blogspot.com/.
Cinco Días, sábado 17 enero 2009.
http://www.cincodias.com/articulo/Directivos/Raul-ejemplo-directivos/20090117cdscdidir_3/cdspor/ .
«El pasado domingo, el jugador del Real Madrid, Raúl González Blanco, cumplía su partido 500 en la Liga española. Tan sólo otros cinco futbolistas –Andoni Zubizarreta (622), Eusebio Sacristán (543), Paco Buyo (542), Manolo Sanchís (523) y Miquel Soler (504)– han alcanzado esa cifra, pero con la diferencia de que el 7 blanco ha sido el más joven en hacerlo. Además, para celebrar esta hazaña anotó un gol (el 212 de su carrera en este torneo) y su equipo se alzó con el triunfo a domicilio por 0 a 3 contra el Mallorca.
¿Qué es lo que pueden aprender los directivos del jugador de la casa blanca? Apuntamos algunas ideas:
Mentalidad ganadora: es de esa clase de tipos que no admite otro resultado que no sea la victoria. En cierta ocasión decía: «Sólo me doy un diez en ganas de ganar». Toda la gente que marca diferencias son personas muy competitivas. Si hay algo que les produce alergia y no soportan es la derrota.
Ambición: cada reto conseguido necesita renovarlo por otro nuevo. Cada cota la convierte inmediatamente en el valle de la siguiente cima. Tiene hambre. Y es que nadie vuela demasiado alto siendo excesivamente conformista. A lo largo de su carrera ha ido sucesivamente batiendo récords. Debutó con tan sólo 17 años; fue el más joven en llegar a los 100 goles en el Real Madrid; es el segundo máximo goleador en la historia madridista (a tan sólo 2 de alcanzar a Di Stéfano) y el segundo con más partidos (a 32 de Manolo Sanchís); es el máximo goleador de la selección española desde 2003; máximo goleador (64 goles) de la Liga de Campeones y máximo goleador de la historia en competiciones europeas (66 goles); y ahora el más joven en llegar a los 500 partidos.
Tolerancia a la presión: Jorge Valdano, que le hizo debutar el 29 de octubre de 1994, escribía de él: «Se siente cómodo en los momentos cruciales. Donde al común de los mortales le entran dudas, él tiene certezas; donde todos tiemblan, él disfruta. Resulta increíble lo poco que le cuesta lograr cosas difíciles». Di Stéfano sentenció: «Raúl consigue lo que muy pocos se animan a hacer: entrar a un estadio con cien mil personas y jugar como si estuviera en el barrio». Así son los ganadores, gente a la que la adversidad les sirve de acicate e incluso les divierte.
Convicción: tiene tal confianza en sí mismo que cualquier cosa que intenta parece estar destinada a tener un desenlace positivo. Valdano también dijo de él: «Si una jugada tiene diez respuestas posibles, puede que Raúl no elija la mejor, pero su decisión tiene tal carga de fe, que terminará convenciéndonos». Mucha gente se queda en el camino por no creer demasiado en ellos mismos. La autoestima es determinante en la consecución de objetivos.
Inteligencia: en los inicios de su carrera profesional tuvo un desliz con la noche. Pecados de juventud. Al inteligente no se le mide por cometer o no errores –todos fallamos– sino por su habilidad para aprender de ellos. No volvió a tropezar en la misma piedra. Gracias a su madurez precoz, él mismo se dio cuenta que lo que había hecho no estaba bien, entonó el «mea culpa», enderezó el rumbo y siguiendo sumando partidos, goles, títulos y premios.
Valentía: sin riesgo no hay evolución ni crecimiento. Como afirmaba Sun Tzu: «Donde hay grandes recompensas hubo hombres valientes». La seguridad no es una virtud que defina a los que descubren nuevos mundos, a los que dejan atrás records históricos, a los que cambian las reglas... Cuentan que cuando fue a Zaragoza a jugar su primer partido oficial, en el vestuario, rodeado de veteranos, mientras todos calentaban, se hizo un rondo y se atrevió a hacerle un caño al capitán, Manolo Sanchís.
Humildad y generosidad: en el debate nacional sobre si debía o no ir a la selección para la Eurocopa pasada adaptó una postura discreta digna de elogio. Sabía que los intereses colectivos estaban por encima de los individuales. No buscó generar polémicas desestabilizadoras aunque le fuesen beneficiosas. En cualquier equipo –deportivo y empresarial– la estabilidad y la unión son el primer requisito para conseguir cosas grandes. Los egos, los personalismos, las individualidades son demoledores para los equipos de trabajo.
Resistencia: como todos, Raúl ha pasado por momentos difíciles, pero su fortaleza emocional le ha permitido aguantar los sinsabores con madurez. Hay personas que suben y luego caen. Él ha sabido mantenerse sin dejarse dominar por la depresión del momento. Ninguna biografía –ni en lo personal ni en lo profesional– es una línea recta. Periodos mejores y peores se alternan, por ello, saber resistir es un sello distintivo de las personalidades más valiosas.
Trabajo: cuando llegó al primer equipo la pierna derecha la tenía de adorno, era un enclenque con cara de niño y se pasaba el partido corriendo. A base de trabajo, poco a poco fue ganando habilidad con la diestra, su musculatura fue tomando forma, fue dosificando su energía en el terreno de juego y demostrando a todo el mundo que haría historia en el balompié. Quien piense que llegar arriba es cuestión de suerte, además de un ingenuo es un envidioso. Detrás de cualquier éxito hay mucha reciedumbre y capacidad de sacrificio.
Deportividad: o fair play o ética (en el mundo de la empresa). En un ganador, la destreza técnica debe ir acompañada de la calidad humana. No vale cualquier cosa con tal de conseguir resultados. Un dato: su currículum está limpio de tarjeta rojas.
Al hablar de Raúl los elogios se acumulan: «Raúl parece brasileño» (Ronaldo); «Todos sabemos lo que representa Raúl no sólo para su equipo, sino para el fútbol» (Trezeguet); «El Madrid ha fichado a grandes jugadores, pero el mejor es Raúl y lo tenían en la cantera» (Fergurson); «Raúl es el Madrid y el Madrid es Raúl» (Butragueño).
Enhorabuena, Raúl, por lo conseguido hasta el momento y ánimo para los nuevos retos. Seguiremos aprendiendo de ti».
Publicado por Francisco Alcaide Hernández. http://franciscoalcaide.blogspot.com/.
Cinco Días, sábado 17 enero 2009.
http://www.cincodias.com/articulo/Directivos/Raul-ejemplo-directivos/20090117cdscdidir_3/cdspor/ .
2 comentarios:
Raúl es, efectivamente, un ejemplo en muchos aspectos. Dejando de lado su cuestionada efectividad, algunos de sus aspectos profesionales son simplemente envidiables. Todos los que le hemos visto jugar en directo (y más los que lo hemos hecho en múltiples ocasiones) reconocemos su profesionalidad. Y quizá sea esa su característica más destacada. Se puede hablar de “supra-característica”, ya que a mi entender engloba muchas (a caso todas) las características descritas. Y es que Raúl se asemeja a lo que podemos concebir como un futbolista profesional íntegro. Y esta figura es extraña en nuestro país. Y aún más extraña en un delantero. Parece más cercana al estereotipo británico de futbolista gentleman que ahora puede ser identificada con Gerrard.
No estamos hablando de calidad, lo estamos haciendo de profesionalidad. El talento no forja la cultura de los grupos, el ejemplo sí.
Por supuesto que existen contraargumentos para cada uno de los aspectos que Francisco ha apuntado, sin embargo, y desde un punto de vista educativo y profesional, Raúl es, sin ninguna duda, un ejemplo.
En todos los sectores donde, como en el deporte, la vocación es un factor importante (Medicina, AAPP, Arte, ONGs, etc.) este tipo de aspectos que comenta Paco son completamente eclipsados por los aspectos "técnicos".
Es importante comprender que sin ellos, por muy bueno técnicamente que sea un profesional, nunca podrá poner en valor todo su potencial.
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