El estadio Santiago Bernabéu fue inaugurado el 14 de diciembre de 1947 con una capacidad de 75.145 espectadores, de los cuales 27.645 eran plazas de asiento. En la actualidad con más de 1000 partidos de liga disputados en él, dispone de 80.354 localidades todas de asiento, consiguiendo en 2007 la calificación de Estadio Élite de la UEFA.
El estadio Vicente Calderón fue inaugurado el 2 de octubre de 1966 con una capacidad para 62.000 espectadores sentados, convirtiendo se en el primer estadio de Europa en tener todo su aforo de asiento. En la actualidad tiene una capacidad de 54.851 espectadores y en 2003 consiguió la calificación de Estadio Élite de la UEFA
Dos grandes estadios de dos grandes equipos. Si nos atenemos a sus cifras el Bernabeú gana sobradamente con una capacidad de casi 35.000 espectadores más que el Calderón. Pero las cifras no siempre lo dicen todo.
Temporada 2006/2007 Emerson jugador curtido en mil campos le pide a Capelo no jugar en el Bernabeú que le pita cada vez que toca el balón. Temporada 2008/2009 cada vez que Drenthe salta al campo de juego pitos y risas acompañan al jugador quien juega cada vez más nervioso e intimidado. Temporada 2008/2009 racha de cinco victorias consecutivas y el Bernabeú pita a Marcelo y Heinze cada vez que entran en juego. Muchos son los casos recientes pero esto ha ocurrido históricamente en este campo, los aficionados recuerdan un partido de la antigua Copa de Europa en el que el Real Madrid ganaba 3-1 a un equipo capeón de esta competición y la grada no dejar de pitar a su equipo. Otra circustancia habitual es que apenas 1000 aficionados del equipo contrario hagan más ruido y transmitan más calor a su equipo que 79.000 espectadores blancos.
En este aspecto el Calderón gana por goleada. La afición del Calderón se convierte en el jugador número 12, apoya incondicionalmente a su equipo, empujándole, animándole, o consolándole. Lo hizo en primera y en segunda, lo hace en los partidos importante y en los aburridos. Incluso algunas veces la hinchada colchonera es capaz de cambiar el signo de un partido con sus cánticos y su aliento haciendo ganar partidos en los que el equipo solo no hubiera sido capaz.
Más allá de querer de provocar un derbi dialectico, cosa que no sé si es posible evitar cuando se juntan merengues y colchoneros, me gustaría hacer la reflexión sobre la actitud en las situaciones de crisis como la que estamos atravesando en España.
Ante los problemas podemos optar por dos actitudes la del Bernabéu, quejándonos de todo lo malo que nos ocurre, viendo siempre el lado malo de las situaciones (“Sí ganamos pero no jugamos nada” o “Jugamos muy bonito pero aquí lo que importa es ganar”), criticando a los compañeros (Drenthe, Emerson, etc.) y pitando todas las decisiones con nuestros comportamientos y comentarios. O bien optar por la actitud del Calderón, queriendo ser protagonista, luchando y marcando goles desde nuestra pequeña mesa, poniendo al mal tiempo buen cara, buscando siempre el sumar un granito de arena para salir de la mala racha.
En la situación actual, en las organizaciones necesitamos líderes y profesionales con la actitud de la hinchada rojiblanca que quieran ser parte de la solución y no del problema. ¿Qué hace más daño un jugador que no corre todo lo que puede u ochenta mil personas criticando a su equipo? Necesitamos cambiar la crítica por la autocrítica, la envidia por confianza y la soberbia por humildad, y sólo así tendremos la afición necesaria para hacer de nuestra organización un fortín para la crisis.
El estadio Vicente Calderón fue inaugurado el 2 de octubre de 1966 con una capacidad para 62.000 espectadores sentados, convirtiendo se en el primer estadio de Europa en tener todo su aforo de asiento. En la actualidad tiene una capacidad de 54.851 espectadores y en 2003 consiguió la calificación de Estadio Élite de la UEFA
Dos grandes estadios de dos grandes equipos. Si nos atenemos a sus cifras el Bernabeú gana sobradamente con una capacidad de casi 35.000 espectadores más que el Calderón. Pero las cifras no siempre lo dicen todo.
Temporada 2006/2007 Emerson jugador curtido en mil campos le pide a Capelo no jugar en el Bernabeú que le pita cada vez que toca el balón. Temporada 2008/2009 cada vez que Drenthe salta al campo de juego pitos y risas acompañan al jugador quien juega cada vez más nervioso e intimidado. Temporada 2008/2009 racha de cinco victorias consecutivas y el Bernabeú pita a Marcelo y Heinze cada vez que entran en juego. Muchos son los casos recientes pero esto ha ocurrido históricamente en este campo, los aficionados recuerdan un partido de la antigua Copa de Europa en el que el Real Madrid ganaba 3-1 a un equipo capeón de esta competición y la grada no dejar de pitar a su equipo. Otra circustancia habitual es que apenas 1000 aficionados del equipo contrario hagan más ruido y transmitan más calor a su equipo que 79.000 espectadores blancos.
En este aspecto el Calderón gana por goleada. La afición del Calderón se convierte en el jugador número 12, apoya incondicionalmente a su equipo, empujándole, animándole, o consolándole. Lo hizo en primera y en segunda, lo hace en los partidos importante y en los aburridos. Incluso algunas veces la hinchada colchonera es capaz de cambiar el signo de un partido con sus cánticos y su aliento haciendo ganar partidos en los que el equipo solo no hubiera sido capaz.
Más allá de querer de provocar un derbi dialectico, cosa que no sé si es posible evitar cuando se juntan merengues y colchoneros, me gustaría hacer la reflexión sobre la actitud en las situaciones de crisis como la que estamos atravesando en España.
Ante los problemas podemos optar por dos actitudes la del Bernabéu, quejándonos de todo lo malo que nos ocurre, viendo siempre el lado malo de las situaciones (“Sí ganamos pero no jugamos nada” o “Jugamos muy bonito pero aquí lo que importa es ganar”), criticando a los compañeros (Drenthe, Emerson, etc.) y pitando todas las decisiones con nuestros comportamientos y comentarios. O bien optar por la actitud del Calderón, queriendo ser protagonista, luchando y marcando goles desde nuestra pequeña mesa, poniendo al mal tiempo buen cara, buscando siempre el sumar un granito de arena para salir de la mala racha.
En la situación actual, en las organizaciones necesitamos líderes y profesionales con la actitud de la hinchada rojiblanca que quieran ser parte de la solución y no del problema. ¿Qué hace más daño un jugador que no corre todo lo que puede u ochenta mil personas criticando a su equipo? Necesitamos cambiar la crítica por la autocrítica, la envidia por confianza y la soberbia por humildad, y sólo así tendremos la afición necesaria para hacer de nuestra organización un fortín para la crisis.
6 comentarios:
Independientemente de lo que yo en particular piense del ánimo a los jugadores, lo cierto es que tampoco es exactamente día y noche lo de Manzanares-Chamartín.
Veamos, por ejemplo, un post reciente de Diarios de Fútbol que resume el caso Pernía (al que defendió el grandísimo Forlán, ese requiere de un post para él solito) y otros casos como el de Kiko y Valerón
http://www.diariosdefutbol.com/2009/04/28/comerse-crudo-a-pernia/
Quizá algunos aficionados recuerden también el incidente de Toni (el portero que fue campeón olímpico)... Yo estaba allí ese día...
Hay otra entrada que también analiza el comportamiento de la hinchada rojiblanca:
http://blogs.20minutos.es/el_10_futbol/post/2009/04/28/la-aficiain-del-atlaotico-ya-es-mejor-espaaaa/2
Pero, en fin, si hay que dar la opinión, pues yo en particular no soy muy entusiasta en los cánticos y comprendo ambas posturas, y es que, a diferencia con la empresa, donde nos pagan por ir, al fútbol vamos pagando nosotros... y eso duele. Eso sí, en lo que sí soy irreductible es el la educación. Se puede (o tiene, según las versiones) animar al equipo propio con corrección y deportividad, y lo mismo para el contrario (que los campos están llenos de actitudes sonrojantes). En relación a la crítica al propio, pues desde mi punto de vista es aceptable, pero observando las mismas normas. La ausencia de crítica es también un indicio preocupante...
Esta claro que en todos sitios cuecen habas, pero las habas del Bernabeu, paradojicamente, son bastante más negras que las del Calderon. Es decir seguro la aficiónrojiblanca ha tenido como cuentas episodios lamentables, pero de los veinte partidos de una temporada el Calderón anima y empuja a su equipo en la gran mayoría, mientras el Bernabeu impresiona al ver a tantos miles de personas en silencio.
Es posible que el debate aquí no sea si el público debe animar o no (creo que simplemente el público es soberano, porque paga...), sino si animar es conveniente para los jugadores. Y este punto es innegable, por esta razón muchos dirigentes lo han fomentado y lo fomentan... De modo que sí...
Ahora, lo de animar de forma indiscriminada... Pues no lo comparto.
Quizá el problema de nuestro país es el equilibrio. Y eso es lo que hay que buscar. No creo que haya que reforzar de forma sistemática. Otra cosa es que el refuerzo negativo sea igualmente controlado y correcto, y por otra parte, que en cada revés se vislumbre una oportunidad. Pero evitando los optimismos crónicos. Equilibrando.
Ahí si podemos encontrar un punto de encuentro. Comparto contigo que animar es fundamental para un equipo, pero no se puede animar por todo. La actitud debe ser positiva y dispuesta a luchar, pero debe tornarse en crítica cuando las cosas no van mal.
Es quilibrio que apuntas es la solución para casi todo, y en este caso también. La idea es pasar de la actitud positiva a la crítica, y no de la esceptica a la crítica destructiva.
Perfecto!
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