Hemos creado un mundo en el que sólo tiene cabida el éxito, todo está dispuesto para que el mecanismo que alimentamos indefinidamente nos haga ir cada vez más rápidos por un camino que sabemos, o por lo menos así lo creo yo, que conduce a destinos que tienen muy mala pinta.
La situación mundial que estamos viviendo en la actualidad tiene paralizado a 3/4 partes del mundo, a los que no tiene posibilidades, y totalmente desconcertado al otro cuarto, los que las tienen, pero tienen demasiado miedo a perder sus privilegios y se han atrincherado en sus cuarteles de invierno.
Pues bien, esto que nos ha sucedido, no tiene sus orígenes en una crisis inmobiliaria, financiera o de materias primas, ni está fundada en los desastres de una guerra mundial devastadora, tiene sus orígenes en una crisis de valores, de principios, de fundamentos y por supuesto, también en una crisis de líderes de talla que puedan ser los referentes con los que construir un futuro diferente y sólido.
Esto evidentemente contagia a todos los ámbitos de la vida, incluido al mundo del deporte, y muy especialmente al fútbol que es el más extendido de todos.
Una vez leí que existen en el mundo más de 250 millones de fichas federativas de personas que practican este deporte de modo “oficial”. Seguramente esta cifra se multiplicaría por cuatro si tenemos en cuenta todos aquellos que lo practican de manera informal en miles de descampados, en miles de calles, en miles de colegios,… Aún así estoy seguro que las 100 personas que más saben de fútbol en todo el mundo, sólo conocen a unos pocos miles, y de esos pocos tan sólo uno, una vez al año, alcanza el deseado premio del Balón de Oro.
Es decir cientos de millones de practicantes, unos pocos miles conocidos y sólo unas decenas pasan a la historia contada del fútbol mundial… como sucede con la vida misma, millones se esfuerzan durante toda la vida, unos pocos gozan de todo tipo de privilegios y tan sólo a alguno, el mundo le rinde toda su admiración. Otra vez, la medida del éxito vuelve a ser el reconocimiento, la riqueza, el poder…
Mi reflexión de hoy, puede que influida por los preparativos navideños, es la siguiente: Ser capaz de vivir haciendo lo que te gusta… ¿No es un gran éxito?
Es estupendo que te den el Balón de Oro. Pero lo verdaderamente maravilloso son todos los demás que hacen con su trabajo, con sus ilusiones, con su esfuerzo, aún sabiendo que nunca serán ni ricos ni famosos, que este deporte tenga la importancia que tiene.
Por eso hoy quiero pensar en los millones de futbolistas no conocidos, no recordados, ellos son al fútbol lo que la mayoría de los ciudadanos somos a la vida, los que la hacemos posible.
Hay vida fuera del éxito material, hay vida en lo cotidiano, en lo normal, en lo sencillo, en los partidos que vemos de nuestros hijos, en los partidos jugados con una pelota de trapo en el tercer mundo, en los partidos de las llamadas clases inferiores, en los de las personas invidentes, en los que juegan los amigos por la noche, en su ilusión, en sus miradas, en sus risas, en su compañerismo auténtico…
Por eso aunque hay que darle la enhorabuena a Messi por su Balón de Oro, hoy, tan sólo por esta vez, quiero felicitar y hacer un pequeño pero sincero homenaje a todo los que alguna vez habéis jugado de una u otra forma al fútbol, a los habéis reído y llorado, a los que habéis hecho amigos para siempre, a los que habéis dado una patada a un balón por el mero hecho de disfrutar la vida un poco más. A todos vosotros, a todos nosotros, a todos los futbolistas desconocidos mi Balón de Oro personal.
Gracias por existir, y espero que al menos cuando jugabais al fútbol, fueseis felices.
La situación mundial que estamos viviendo en la actualidad tiene paralizado a 3/4 partes del mundo, a los que no tiene posibilidades, y totalmente desconcertado al otro cuarto, los que las tienen, pero tienen demasiado miedo a perder sus privilegios y se han atrincherado en sus cuarteles de invierno.
Pues bien, esto que nos ha sucedido, no tiene sus orígenes en una crisis inmobiliaria, financiera o de materias primas, ni está fundada en los desastres de una guerra mundial devastadora, tiene sus orígenes en una crisis de valores, de principios, de fundamentos y por supuesto, también en una crisis de líderes de talla que puedan ser los referentes con los que construir un futuro diferente y sólido.
Esto evidentemente contagia a todos los ámbitos de la vida, incluido al mundo del deporte, y muy especialmente al fútbol que es el más extendido de todos.
Una vez leí que existen en el mundo más de 250 millones de fichas federativas de personas que practican este deporte de modo “oficial”. Seguramente esta cifra se multiplicaría por cuatro si tenemos en cuenta todos aquellos que lo practican de manera informal en miles de descampados, en miles de calles, en miles de colegios,… Aún así estoy seguro que las 100 personas que más saben de fútbol en todo el mundo, sólo conocen a unos pocos miles, y de esos pocos tan sólo uno, una vez al año, alcanza el deseado premio del Balón de Oro.
Es decir cientos de millones de practicantes, unos pocos miles conocidos y sólo unas decenas pasan a la historia contada del fútbol mundial… como sucede con la vida misma, millones se esfuerzan durante toda la vida, unos pocos gozan de todo tipo de privilegios y tan sólo a alguno, el mundo le rinde toda su admiración. Otra vez, la medida del éxito vuelve a ser el reconocimiento, la riqueza, el poder…
Mi reflexión de hoy, puede que influida por los preparativos navideños, es la siguiente: Ser capaz de vivir haciendo lo que te gusta… ¿No es un gran éxito?
Es estupendo que te den el Balón de Oro. Pero lo verdaderamente maravilloso son todos los demás que hacen con su trabajo, con sus ilusiones, con su esfuerzo, aún sabiendo que nunca serán ni ricos ni famosos, que este deporte tenga la importancia que tiene.
Por eso hoy quiero pensar en los millones de futbolistas no conocidos, no recordados, ellos son al fútbol lo que la mayoría de los ciudadanos somos a la vida, los que la hacemos posible.
Hay vida fuera del éxito material, hay vida en lo cotidiano, en lo normal, en lo sencillo, en los partidos que vemos de nuestros hijos, en los partidos jugados con una pelota de trapo en el tercer mundo, en los partidos de las llamadas clases inferiores, en los de las personas invidentes, en los que juegan los amigos por la noche, en su ilusión, en sus miradas, en sus risas, en su compañerismo auténtico…
Por eso aunque hay que darle la enhorabuena a Messi por su Balón de Oro, hoy, tan sólo por esta vez, quiero felicitar y hacer un pequeño pero sincero homenaje a todo los que alguna vez habéis jugado de una u otra forma al fútbol, a los habéis reído y llorado, a los que habéis hecho amigos para siempre, a los que habéis dado una patada a un balón por el mero hecho de disfrutar la vida un poco más. A todos vosotros, a todos nosotros, a todos los futbolistas desconocidos mi Balón de Oro personal.
Gracias por existir, y espero que al menos cuando jugabais al fútbol, fueseis felices.
1 comentario:
Qué buen post. Probablemente ni Cristiano ni Messi sean más felices que yo cuando juego con mis amigos contra en la liga de mi colegio ni cuando entreno a los Infantiles de mi colegio. Saludos
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