En el partido del pasado sábado el Real Madrid cayó tres a cero ante el Valencia. Un equipo entregado y sin ilusión fue una víctima fácil para el equipo che, que luchó con decisión por una plaza en la Champions para la próxima temporada. Dicen los deportistas que el segundo puesto es el primero de los perdedores, y esa fue la actitud con la que los jugadores del Club Blanco saltaron al terreno de juego. Faltaba chispa y energía, situación que aprovechó el Valencia para abrir el marcador, provocando que la resignación se apoderara de la mayoría de los jugadores merengues. El conformismo se tornó en apatía cuando el Valencia anotó, en apenas tres minutos, el segundo gol por mediación de Silva. Tras él quedaban sesenta largos minutos de calvario y sufrimiento para los del Real Madrid. Esta actitud empezó a provocar en algunos jugadores un estado de impotencia que derivó en irritabilidad, como le ocurrió a Iker Casillas quien lo terminó pagando con uno de los recogepelotas, mostrando su peor cara.
Esta actitud no le gusta a nadie, ni a los aficionados, ni a la directiva, ni al entrenador, pero tampoco a los jugadores. Desgraciadamente es una actitud muy humana, y muy habitual cuando el esfuerzo que tenemos que hacer no vale para nada, no tiene sentido, cuanto por más que luchemos no podemos cambiar la situación. Cuando nos sentimos impotentes, bajamos los brazos y dejamos que el sentimiento de resignación se apodere de nosotros.
Esto le ocurrió al Real Madrid, pero también le está ocurriendo hoy en día a muchos miles de profesionales que ven que la coyuntura económica se está tornando en un juez arbitrario que hace que empresas con un proyecto sólido se vayan a la quiebra y que buenos profesionales pierdan sus puestos de trabajo.
Victor Frankl, superviviente de los campos de concentración nazis, en su libro “El hombre con sentido” dijo que la única cosa que no se le puede arrebatar al ser humano es la actitud con la que afronta los acontecimientos. En las organizaciones tenemos que conseguir cambiar la actitud de nuestros equipos, ser exigentes con sentido, pero sin dejar de insuflar ilusión para que las personas no bajen los brazos en un momento en el que se necesita la máxima potencia para salir de esta dura tormenta. El Real Madrid apelará a sus jugadores con los valores del Club y con escudo que llevan en su pecho para que no se vuelva a repetir. ¿Cómo podemos trasladar eso a las empresas? ¿Qué deberíamos poner en marcha?
Esta actitud no le gusta a nadie, ni a los aficionados, ni a la directiva, ni al entrenador, pero tampoco a los jugadores. Desgraciadamente es una actitud muy humana, y muy habitual cuando el esfuerzo que tenemos que hacer no vale para nada, no tiene sentido, cuanto por más que luchemos no podemos cambiar la situación. Cuando nos sentimos impotentes, bajamos los brazos y dejamos que el sentimiento de resignación se apodere de nosotros.
Esto le ocurrió al Real Madrid, pero también le está ocurriendo hoy en día a muchos miles de profesionales que ven que la coyuntura económica se está tornando en un juez arbitrario que hace que empresas con un proyecto sólido se vayan a la quiebra y que buenos profesionales pierdan sus puestos de trabajo.
Victor Frankl, superviviente de los campos de concentración nazis, en su libro “El hombre con sentido” dijo que la única cosa que no se le puede arrebatar al ser humano es la actitud con la que afronta los acontecimientos. En las organizaciones tenemos que conseguir cambiar la actitud de nuestros equipos, ser exigentes con sentido, pero sin dejar de insuflar ilusión para que las personas no bajen los brazos en un momento en el que se necesita la máxima potencia para salir de esta dura tormenta. El Real Madrid apelará a sus jugadores con los valores del Club y con escudo que llevan en su pecho para que no se vuelva a repetir. ¿Cómo podemos trasladar eso a las empresas? ¿Qué deberíamos poner en marcha?
7 comentarios:
Yo creo que el Real MAdrid levantará cabeza esta semana, pero veo difícil trasladarlo a la empresa ya que los colores no se sienten igual y no se tiene la presión de la afición.
En mi departamento estamos totalmente desmotivados, la empresa toma decisiones, se hacen recortes de presupuesto, se quitan atribuciones y da igual lo que nosotros hagamos. Y yo como resposanble me cuesta tirar de mi gente para que no cunda el desánimo.
Yo creo que sí se pueden hacer cosas, de diferente calado en función del apoyo que tengamos de la Alta Dirección.
En el caso que planteas de un equipo que no tiene el apoyo de la Dirección General, creo que hay que aislar al equipo de las distorsiones corporativas todo lo posibles (Se necesitan anchas espaldas amigo) y a parti de ahí hay que volver a ilusionar al equipo: nuevos proyectos, nuesvos enfoques, etc. Es muy importante desatar su energía a base de ilusión, y como líderes debemos ser capaces de pintar escenarios a nuestros equipos.
Es posible, pero ¿por dón de empiezo?
Yo empezaría por contrarestar la cantidad de impactos informativos negativos. Es necesario definir una línea de comunicación positiva, no irreal, pero sí que de esperanza y que muestre el camino que debemos seguir.
Y si el Real MAdrid hubiera ganado al Valencia hubiera ganado, ¿Opinarías igual
Yo, dejando un poco el tema del fútbol (por una vez), sí que creo que es posible la lealtad a una empresa. Es posible que en España no sea algo común, pero, por ejemplo en Japón es un sentimiento muy habitual (que pude comprobar en mis dos años en una empresa japonesa)... uno de mis antiguos compañeros allí decía que la lealtad la "compraban" las empresas japonesas ofertando a sus empleados casas junto al lugar de trabajo, integración familiar, seguros, beneficios sociales... algo impensable aquí.
Y así muchos trabajadores sí sentían el poder de la presión del grupo, del equipo de trabajo, del departamento y de toda la corporación...
Evidentemente, el tema transcultural nos ayuda aquí algo, pero en fin, puedo afirmar que no encontré nunca un japonés desmotivado, pero puede que lo hubiera y que no hablara conmigo.
Si vamos más a nuestro caso particular, europeo del sur, español... pues claro que, como indica Eugenio, se pueden hacer bastantes cosas. Apunto una: el líder debe avanzar el primero.
Siento ser un poco pesado con la novela-película, pero de nuevo: la escena de la carga que comanda Strelnikof/Pasha Antipof en Doctor Zhivago es una buena fuente de inspiración...
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