No quisiera tener que escribir estas letras, en el sentido que es necesario hacerlo, pero no sería bueno que no nos pronunciemos ante los acontecimientos que están sucediendo en torno a la figura de uno de los hombres más admirados del deporte español. Me refiero como se habrá podido entender al posible caso de doping de Alberto Contador.
Sé que a la hora de escribir estas líneas aun queda todo por confirmar, pero el asunto tiene muy mala pinta. Debemos así espero que todo se aclare y Alberto pueda decirnos con su cara de “buen chico”, no me merecéis, no me habéis creído, ante la apariencia de los hechos, lo primero que hicisteis es condenarme. Me encantaría escuchar esos reproches por parte de Alberto, me encantaría avergonzarme de mis sospechas pero…
En mi vida profesional, he utilizado bajo el título de “Aprende del deporte” a un numeroso grupo de deportistas españoles y de otras nacionalidades para que sirvan como referentes a la hora de hablar de valores que deberían estar presentes en la sociedad actual y que sin embargo cada vez es más difícil reconocerlos en el mundo empresarial.
Qué fácil es que entendamos que es un trabajo de equipo cuando hemos visto jugar y convivir a las selecciones de España de fútbol y baloncesto en los últimos años.
Todos reconocemos lo que es la capacidad y afán de superación cuando hemos visto a nuestros motociclistas correr en un circuito a los pocos días de haberles operado, tras la rotura de alguna parte importante de su esqueleto, producida por alguna espectacular y estremecedora caída.
Quién no ha identificado en Rafa Nadal al espíritu de lucha casi sin límite.
Cuando hemos oído hablar a Vicente del Bosque hemos identificado todos en él la sencillez y la humildad.
Es imposible no pensar en la lealtad ante un amigo, al ver como Iniesta mostraba en uno de los momentos quizás más importantes de su carrera la foto y nombre de Jarque desaparecido dramáticamente poco tiempo atrás.
Todos los que vemos correr a un deportista carente de piernas apoyándose en unas prótesis e intentando alcanzar records imposibles para la mayoría de los seres humanos pensamos que razonablemente Oscar Pistorius es un referente en la capacidad de superación.
Aquellos que conocemos la historia de Dick Hoytt y su hijo David, acaso no pensamos que es difícil encontrar ejemplos de compromiso tan firmes y emocionantes. (Para aquellos que no conozcáis este caso osdejo uno de los muchos vídeos que podéis encontrar en Youtube).
Aquellos que conocen la vida de Alfredo Di Stefano ¿no ven en él ejemplo de competitividad y ambición sana?
En fin, el mundo del deporte es un escaparate de valores y referentes, pero desgraciadamente y con alguna frecuencia nos muestra su cara oscura, su cara decepcionante.
No podemos consentir y transigir con aquellos que no saben o no quieren entender, que la mayoría queremos que el deporte mantenga su escala de valores lo más alta posible y sea modelo para los más jóvenes con ganas de creer en todo y para los más viejos con necesidad de recuperar la credibilidad en algo, ante tantos peligros y amenazas que nos rodean en el mundo que estamos creando entre todos.
En el deporte también no, por favor:
- No a ganar de cualquier forma
- No a la violencia
- No a las discriminaciones
- No a los doping
- No al egoísmo
- No al a prepotencia
- No a la corrupción
- No a la difamación
- No, no y no
Yo no quiero sentirme orgulloso o cómplice como he pensado en alguna ocasión de la mano de Maradona o la de Henry.
No de cualquier forma, siempre quiero ganar y así me ha pasado desde niño cuando jugaba en los recreos en mi colegio, pero la victoria debe estar fundamentada en principios y valores, no de cualquier forma.
Alberto, quiero decirte, que necesitaríamos que lo tuyo fuese un gran error de los técnicos. Perdóname por mi desconfianza y en caso que resultes culpable pide disculpas a todos y si eres inocente convierte este error en una gran enseñanza, declarando en este momento la guerra al doping y a todo lo que le rodea.
Sé que a la hora de escribir estas líneas aun queda todo por confirmar, pero el asunto tiene muy mala pinta. Debemos así espero que todo se aclare y Alberto pueda decirnos con su cara de “buen chico”, no me merecéis, no me habéis creído, ante la apariencia de los hechos, lo primero que hicisteis es condenarme. Me encantaría escuchar esos reproches por parte de Alberto, me encantaría avergonzarme de mis sospechas pero…
En mi vida profesional, he utilizado bajo el título de “Aprende del deporte” a un numeroso grupo de deportistas españoles y de otras nacionalidades para que sirvan como referentes a la hora de hablar de valores que deberían estar presentes en la sociedad actual y que sin embargo cada vez es más difícil reconocerlos en el mundo empresarial.
Qué fácil es que entendamos que es un trabajo de equipo cuando hemos visto jugar y convivir a las selecciones de España de fútbol y baloncesto en los últimos años.
Todos reconocemos lo que es la capacidad y afán de superación cuando hemos visto a nuestros motociclistas correr en un circuito a los pocos días de haberles operado, tras la rotura de alguna parte importante de su esqueleto, producida por alguna espectacular y estremecedora caída.
Quién no ha identificado en Rafa Nadal al espíritu de lucha casi sin límite.
Cuando hemos oído hablar a Vicente del Bosque hemos identificado todos en él la sencillez y la humildad.
Es imposible no pensar en la lealtad ante un amigo, al ver como Iniesta mostraba en uno de los momentos quizás más importantes de su carrera la foto y nombre de Jarque desaparecido dramáticamente poco tiempo atrás.
Todos los que vemos correr a un deportista carente de piernas apoyándose en unas prótesis e intentando alcanzar records imposibles para la mayoría de los seres humanos pensamos que razonablemente Oscar Pistorius es un referente en la capacidad de superación.
Aquellos que conocemos la historia de Dick Hoytt y su hijo David, acaso no pensamos que es difícil encontrar ejemplos de compromiso tan firmes y emocionantes. (Para aquellos que no conozcáis este caso osdejo uno de los muchos vídeos que podéis encontrar en Youtube).
Aquellos que conocen la vida de Alfredo Di Stefano ¿no ven en él ejemplo de competitividad y ambición sana?
En fin, el mundo del deporte es un escaparate de valores y referentes, pero desgraciadamente y con alguna frecuencia nos muestra su cara oscura, su cara decepcionante.
No podemos consentir y transigir con aquellos que no saben o no quieren entender, que la mayoría queremos que el deporte mantenga su escala de valores lo más alta posible y sea modelo para los más jóvenes con ganas de creer en todo y para los más viejos con necesidad de recuperar la credibilidad en algo, ante tantos peligros y amenazas que nos rodean en el mundo que estamos creando entre todos.
En el deporte también no, por favor:
- No a ganar de cualquier forma
- No a la violencia
- No a las discriminaciones
- No a los doping
- No al egoísmo
- No al a prepotencia
- No a la corrupción
- No a la difamación
- No, no y no
Yo no quiero sentirme orgulloso o cómplice como he pensado en alguna ocasión de la mano de Maradona o la de Henry.
No de cualquier forma, siempre quiero ganar y así me ha pasado desde niño cuando jugaba en los recreos en mi colegio, pero la victoria debe estar fundamentada en principios y valores, no de cualquier forma.
Alberto, quiero decirte, que necesitaríamos que lo tuyo fuese un gran error de los técnicos. Perdóname por mi desconfianza y en caso que resultes culpable pide disculpas a todos y si eres inocente convierte este error en una gran enseñanza, declarando en este momento la guerra al doping y a todo lo que le rodea.
3 comentarios:
1) Si deciden que es inocente eso no quiere decir que lo sea. Lo mismo vale en el caso contrario; que decidan que es culpable tampoco implica que lo sea. La sustancia está en su organismo y si dieran validez a esa pueril explicación a partir de ese momento se cargarían el negocio del antidopaje.
2) Dices: «En fin, el mundo del deporte es un escaparate de valores y referentes, pero desgraciadamente y con alguna frecuencia nos muestra su cara oscura, su cara decepcionante».
Partes de un error de diferenciación. No es lo mismo deporte que deporte profesional (en realidad esto último es un oxímoron).
El deporte profesional no es ese mundo de valores y referentes del que hablas, es un mundo interesado, artero y torticero. Un mundo de manipulación, de mentira y de traiciones. Todo vale con tal de que… ¡no te pillen! Con su mentalidad, asumen riesgos calculados. Al final, quizá por ir tanto el cántaro a la fuente, o quizá por exceso de confianza, acaban pillándolos. Pero hasta ese momento la cuenta corriente se ha ido engrosando.
Quizá "las trampas" por dopaje (dudo mucho que el dopaje sea una trampa en el contexto actual) sí reciban un castigo social (y económico, que es lo que les duele, como a todos), pero los piscinazos del fútbol —esos deportistas en plenitud de forma física que caen con tan sólo un roce cuando para tirar a un rugbier hacen falta tres o cuatro de los más grandes—, los goles con la mano, las consignas de equipo —la última las tarjetas rojas del R.Madrid, pero recordemos la colisión contra el muro de Piquet—, en fin, todo esto otro… ¿qué espera la gente? ¿Que se comporten como los críos del equipo del colegio de las monjitas? Son profesionales, viven de ello y se juegan mucho dinero.
Repito, no podemos confundir "el deporte" con "deporte profesional". Son conceptos tan diferentes que son opuestos.
Saludos y perdón por la chapa.
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