viernes, 20 de febrero de 2009

Los fracasos necesarios


La Copa del Rey de la ACB es el torneo de baloncesto por excelencia. Baloncesto en estado puro concentrado en cuatro días. Si pierdes, a tu casa. Así de simple. Sólo puede quedar uno. El más mínimo fallo te cuesta el partido, no hay margen para el error y los tiempos tienen que estar muy bien medidos: acertar con el planteamiento inicial, con las defensas asignadas, tener la suficiente capacidad de reacción como para corregir errores y defectos sobre la marcha, acertar en el momento de pedir tiempos muertos, tener la capacidad para sorprender al entrenador rival con un planteamiento novedoso y no visto hasta el momento etc.

El Regal Barcelona cuenta con una plantilla de primer nivel. Incluso un internacional como Jordi Trías (ex MVP de la Copa) apenas juega. En el tramos final de la pasada campaña, Xavi Pascual, ayudante entonces del consagrado Dusko Ivanovic, asumía las riendas del equipo tras el despido del montenegrino. "Con esta plantilla no se puede hacer más", dijo. Y a la calle. Pascual, sin grandes alardes, metió al Barça en la final de la ACB.

El técnico debuta en esta Copa del Rey. Lo hace sin miedos, sin presión ni complejos. Hablando relajadamente con él, me decía que no temía pagar la novatada. "Una vez, un técnico veteranísimo me dijo una vez que la experiencia no es más que el cúmulo de fracasos", me dice Pascual. "Así que casi prefiero venir de novato e intentar dar la sorpresa, ¿no?", sonríe.

El otro día escuchaba otra interesante reflexión. "El éxito no es más que una cima de fracasos". Lo que trasladado al mundo real, y empleando una frase que me dijo un jugador de la selección que ahora mismo no recuerdo, significa: "Para llegar lejos tienes que comer mucha mierda".

4 comentarios:

Unknown dijo...

Esto que plantea Eduardo, tiene su clara relación con la innovación en el mundo empresarial. En las organizaciones se busca, como piedra filosofal, la fórmula con la que generar nuevas ideas.
Para que esto se pueda producir la cultura de organización debe favorecerlo, y un elemeno determiannate para ello es la "Tolerancia del error".
PAra que las personas de un equipo propongan ideas, nuevas formas de hacer, necesitar sentir que no van a ser "penados" si se equivocan. Porque si el error está perseguido, si me estoy jugando una bronca o incluso algo peor, prefiero quedarme quieto y hacer lo de siempre. Tenemos que foementar el error en los equipos, desmitiificarlo. Si nos equivocamos, lo arreglamos y aprendemos de ello. No pasa nada por cometer un error, el problema está en cometer siempre el mismo. La diversificación es bella. Este es el caldo de cultivo necesario para poder tomar decisiones y proponer nuevas ideas.

José Ignacio Rivero dijo...

En Estados Unidos se valora positivamente en la selección de profesionales que hayan comentado una empresa, independientemente de cual fue el resultado. Valoran que hayan sido capaces de llevar a la práctica una iniciativa.

En España cuando un emprendedor no consigue sacar adelante su proyecto, lo llamamos fracasado.

¿Tendrá que ver nuestra estigmatización cultural por el error con el número tan pequeño de emprendedores que tenemos en España?

eduardo schell dijo...

Si uno es capaz de aprender de sus errores y se levanta tras un batacazo, convierte en positivo algo negativo. Si ningunea la derrota o la tilda de accidente y le resta importancia, el error es doble. Está claro que no has de hundirte por un revés (y menos si juegas 82 partidos de liga regular como en la NBA) pero sí que has de hacer un análisis profundo y constructivo para subsanar errores, fallos.

Durante la concentración de la Selección de baloncesto de cara al Europeo de 2003 -donde se conquistó una medalla de plata-, España ganaba y arrollaba en todos los partidos ante rivales no excesivamente complicados. El mítico Alberto Herreros, que se había retirado de la selección y vuelto a petición del selecionador por su perfil de experto y veterano tirador, me dijo que le gustaría perder un partido amistoso antes de poner rumbo a Suecia. El grueso de esa selección ya lo formaban los 'juniors de oro' (Pau, Navarro, Calderón, Reyes, Bueno) y otros jovenes como De La Fuente o Grimau y Herreros quería ver cómo reaccionaría su equipo ante un batacazo. Pensaba que sería positivo superar entre todos ese bache negativo en plena preparación y no llegar invictos al torneo y tener que superar el bache entonces.

A falta de 10 días para el inicio del Europeo, España perdió ante Lituania en uno de los últimos amistosos. La selección se rehizo y se plantó en la final del Europeo con grandes victorias.
“Este tipo de derrotas te ayudan y te enseñan mucho. Está claro que todos somos ganadores natos y que no nos gusta perder nunca, pero hay que extraer una lectura positiva. A partir de ahora vamos a ser mucho más fuertes. Además si había que perder un partido mejor ahora que en el Europeo. Así podemos ver cómo somos capaces de reaccionar y sobreponernos a una derrota”, me dijo. Y con razón.

Ricardo Colomo-Palacios dijo...

Este post tiene muchas implicaciones, pero a mí me gustaría reflexionar sobre el cambio en la dirección de equipos... Con la salida de Ivanovic, ¿se produjo una mejora significativa? o bien, ¿se trataba del necesario fin de un ciclo?...
Y esta es la otra reflexión, ¿se produce este tipo de "ventilación" en las organizaciones?. En organizaciones estáticas, con una capacidad de movimiento muy restringida, ¿sería necesaria la ventilación?, ¿cómo llevarla a cabo?

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