lunes, 2 de febrero de 2009

Chapman: Espíritu de Innovación

Herbert Chapman
Pocos innovadores resultan más puros que Herbert Chapman. En el ámbito futbolístico, muchas de las características del fútbol actual fueron introducidas largo tiempo atrás por Mr. Chapman.
Chapman, nacido en Kiveton Park, cerca de Sheffield, en 1878, tuvo una discreta carrera como futbolista. Tras su retirada, entrenó al Northampton Town y luego recaló en el Leeds City, antecesor del Leeds United. En 1919, el club se disolvió debido al descubrimiento de una trama de pagos irregulares. Chapman, que no era culpable, fue suspendido a perpetuidad. Tras demostrar su inocencia, fue contratado como entrenador por el Huddersfield Town. Allí ganó de forma consecutiva las ligas 1923-24 y 1924-25. En aquel verano, contestó a un anuncio en el Athletic News publicado por el Arsenal, club que, por aquel entonces, aún no se encontraba entre la élite. Dos años después, el Arsenal llegó a su primera final de Copa. Tres años más tarde, en 1930, se hizo con el trofeo por primera vez. Al año siguiente, conquistó su primera Liga. El Arsenal fue el dominador del fútbol inglés en la década de los treinta. Sin embargo, no llegó a presenciar los éxitos del equipo que había diseñado. Falleció en 1934 como consecuencia de un resfriado mal curado al desoír los consejos médicos y acudir a un partido del tercer equipo del Arsenal.
Su legado no se mide sólo en trofeos, se expresa en innovaciones. Tras su llegada a Londres, en 1925, la FA modificó la norma del fuera de juego, disminuyendo el número de jugadores hasta la línea de gol de tres a dos. Como consecuencia de esta modificación, los goles se incrementaron un 35%. Este cambio supuso el ocaso de la disposición 2-3-5. Chapman, testigo de la nueva supremacía atacante, ideó el WM bajo el lema “la seguridad primero”. Estableció la figura del defensa central dentro de un sistema 3-4-3. Pero ahí no acaba su herencia. Instituyó los relojes en los estadios, las charlas tácticas previas a los encuentros, las pizarras en los vestuarios, la utilización de deportes complementarios, como el Golf, para reforzar la unión del equipo, el uso de balones blancos, la contratación de fisioterapeutas, los proyectos de cantera, la iluminación y calefacción de los estadios, la contratación de jugadores continentales, la numeración de las camisetas de los jugadores... Sus detractores le acusaron de instaurar también una política de fichajes derrochadora. Gastó 101.000 libras en nueve años. En aquella época, se conocía al Arsenal como el “Banco de Inglaterra”. Sus partidarios argumentaban que recaudó 40.000 Libras en traspasos y multiplicó los ingresos del club.
La actividad innovadora de Chapman fue de amplio espectro, actuando como investigador, respondió a cambios o necesidades con nuevas aportaciones. Por último, lo más importante que aprendemos de Mr. Chapman, es que la innovación es una actividad continua y constante, basada en la tecnología y el conocimiento, pero ante todo, orientada a resultados.

6 comentarios:

Unknown dijo...

La innovación sin resultados es como decía en anuncio de Pirelli "Potencia sin control", no vale de nada.
Lo importante no es hacer cosas nuevas, sino idear soluciones que nos permitan ser más eficaces.
Un gran ejemplo lo tenemos en muchas cvamapañas de publicidad, donde la creatividad es soberbia, que consiguen que la gente hable de ellos a la mañana siguiente de su estreno, pero ¿que anunciaban? "Creoq ue era una marca de coches pero no se cual...".
La innovación tiene que estar al servicio del negocio, y el ejemplo que pone Ricardo es un una gran prueba de ello

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Ricardo Colomo-Palacios dijo...

Gracias por tus comentarios. Lo cierto es que si Chapman se hubiera dedicado a cualquier otra cosa hubiese sigo un genio también. Teniendo en cuenta su capacidad y su orientación a resultados, el éxito hubiera estado también garantizado...

FAH dijo...

Totalmente de acuerdo con vuestros planteamientos. La innovación es siempre "medio" no "fin". No se trata de innovar por innovar (salvo que esa una actividad lúdica) sino de innovar con una orientación a resultados.

Desde luego, coincido con Ricardo en lo de que la innovación debe ser continua, porque como afirmaba en cierta ocasión López de Arriortúa, en momentos tan competitivos "hay que correr mucho para quedarse en el mismo sitio". Las ventajas competitivas tienen un periodo de caducidad cada vez más corto. ¿Solución? Innovar permanentemente.

LOPEZ-FRADE dijo...

El principio básico de la innovación no es la consecución de resultados, es la idea del cambio.
Inicialmente en el proceso de innovación subyace en el individuo la necesidad de cambiar algo, el reto de que algo sólo es imposible hasta que alguién lo dude y acabe probando lo contrario... o no.
En cualquier caso vaya la discrepancia con Eugenio en rebatir el principio de que la innovación sin resultados no vale nada. "La mente que se abre a una nueva idea (sea cual sea el resultado) jamás volverá a tener el tamaño original".

Ricardo Colomo-Palacios dijo...

Es posible que lo que indique José Miguel se encuentre enmarcado en el rol del líder transformacional, que busca precisamente el cambio como modo de supervivencia empresarial. Este tipo de liderazgo fomenta el desarrollo personal y organizacional y se focaliza de forma continuada en la necesidad de cambiar los productos, procesos y servicios, e incluso, el propio proceso de innovación. Sin embargo, siendo condición necesaria, no creo que sea condición suficiente. Es seguro que los promotores del cambio no apoyarán una estrategia de innovación a largo plazo sin resultados.

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