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viernes, 11 de febrero de 2011

Cine y Deporte: Titanes, hicieron historia

Esta cinta del año 2000, curiosamente producida por Disney como otras muchas películas sobre hazañas deportivas (El Milagro, Invincible Somos los mejores, etc.), trata sobre la integración de dos grupos humanos, sobre cómo se debe crear un equipo y cómo desmontar dos culturas para lograr que nazca una nueva y compartida filosofía de juego. Una cinta muy actual en esta época de fusiones y adquisiciones en la que se encuentra el tejido empresarial.

La película rememora un hecho real que ocurrió en 1971 cuando el proceso de integración racial obliga a dos institutos de Alexandría (Virgina), uno sólo de blancos y uno sólo de negros, a fusionarse, y por tanto también sus equipos de fútbol americano. Para complicar más la situación en esta pequeña ciudad pero gran apasionada de este deporte, la nueva dirección decide poner al frente del equipo (Los Titanes) a un entrenador negro Herman Boone (interpretado la solvencia habitual de Denzel Washington), relegando a un segundo puesto al entrenador del equipo de los blancos (encarnado por el ya veterano, aunque poco conocido, Will Patton que le da una buena réplica a Denzel, logrando una química interesante).

La historia está bien contada y logra, como se debe pedir a cualquier película de este género, movilizar las emociones del espectador, especialmente de los aficionados al deporte.

Muchas son las lecturas que se pueden hacer de “Titanes”, pero a mí me gustaría centrarme en lo bien que narra las dificultades de integrar dos equipos de personas para conseguir hacerles sentir uno sólo, con su propia identidad, con los mismos objetivos y con los mismos valores.

Habla muy bien de la necesidad de que los líderes se pongan al servicio de todo el nuevo equipo, y no sólo de los que hasta el día anterior eran sus compañeros. Me contaba un directivo de una entidad financiera que se encuentra actualmente en un proceso de fusión, que cuando estaban configurando el nuevo equipo de dirección, el líder de otra de las organizaciones le dijo “Esto no puede ser el comité de dirección tiene 8 (de 12) personas de tu organización”. A lo que este magnífico profesional le contesto “Te confundes, este equipo está formado por las 12 mejores personas del nuevo proyecto, porque mi organización dejó de existir en el momento en el que nos fusionamos”. Una inercia que cuesta vencer. Un respeto y una autoridad que hay que volver a ganarse con una parte del equipo, sin perderla con las que fueron tus personas. Un proceso complicado que no va a ser entendido por algunos, y que cómo en la película, no tendrán más remedio que salir del proyecto.

El proceso no es fácil, pero el método del entrenador Herman Boone es efectivo: se los lleva a hacer la pretemporada fuera de la ciudad, establece nuevas normas, aplica un estilo de dirección intransigente con las falta de respeto hacia el resto del equipo, trata de múltiples formas, algunas racionales, otras inconscientes y otras muy emocionales de crear vínculos entre los jóvenes jugadores, formas de forzar la relación y el conocimiento de los diferentes jugadores.

Ecuanimidad y exigencia. Empatía y resiliencia. Estrategia y corazón. Centrarse en las personas, en las personas y más en las personas (Y mucho menos en los procedimientos, el sistema de juego o la tecnología). Probablemente estos podrían los ser ingredientes para ser un buen líder, pero sin duda son las piezas claves en un proceso de integración.

Una receta cuasi perfecta que se podría resumir en "Respeto". En palabras del auténtico Herman Boone. "Siempre he creído en el respeto. Me enseñaron a respetar al hombre, sus creencias, su cultura, su espacio. Sean cuales sean sus principios, sé que debo tratar con respeto a todo el mundo. Esa ha sisdo siempre mi regla de oro y la de todos los equipos que he entrenado”.


viernes, 12 de marzo de 2010

Cine y Deporte: Un Domingo Cualquiera

En 1999 Oliver Stone realizó una de sus mejores películas, siempre desde mi punto de vista, mostrando con crudeza y pasión el mundo del deporte profesional en el film "Un Domingo Cualquiera". Con el trasfondo de un equipo profesional de fútbol americano, Stone desgrana poco a poco los grandes enemigos que pervierten los valores del deporte hasta convertirlo en un sucio negocio:


Cameron Díaz interpreta a la joven y ambiciosa propietaria del equipo quien es capaz de tomar cualquier tipo de decisiones para lograr un beneficio económico. Decisiones que van en contra de la afición, tratando de llevarse el equipo a otra ciudad. Decisiones que van en contra de sus propios jugadores manipulando los partes médicos para que jueguen los que le interesan aunque tengan el riesgo de lesionarse de por vida o para que no jueguen los que deben dejar paso a las jóvenes estrellas. Decisiones que van en contra del equipo sustituyendo a un buen entrenador, un clásico que sabe comprender a los jugadores, por uno peor, pero más mediático, más acorde con la imagen que busca para el equipo.

• Un recientemente descubierto Jamie Foxx, que con esta película se abrió las puertas de Hollywood, que se mete en la piel de un joven jugador que tiene su oportunidad y pasa de la noche a la mañana, de ser un don nadie a ser la estrella del equipo. Un ejemplo de cómo el ego puede destrozar un equipo, de cómo las estrellas por muy buenas y mediáticas que sean, cuando sólo piensan en ellos mismos, en sus bonus, en sus patrocinadores, en su imagen, son un lastre carísimo para el grupo.

Dennis Quaid es el veterano quarterback que ve como su carrera deportiva toca a su fin, y aunque él lo acepta con resignación, su entorno le presiona sin escrúpulos para que juegue todo el tiempo posible, ya que por supuesto viven de él, y en el momento que se retire se les acabó la gallina de los huevos de oro.

Al Pacino, el veterano entrenador. Curtido en mil batallas, en mil partidos, probablemente con una imagen no moderna, pero con una gran habilidad para gestionar y motivar a las personas. Un líder con personalidad, que habla con su gente, que se esfuerza y trata de comprender a unas nuevas generaciones que chocan frontalmente con sus principios. Una persona que a pesar confesar haber “cometido todos los errores que un hombre de mediana edad puede cometer”, es capaz de mantener sus valores frente a la presidencia torticera, a los medios manipuladores y a los entornos interesados.

En definitiva, una película muy actual (¿No os suena a situaciones muy recientes de algún gran equipo?), que a los que nos gusta el deporte no enseña lo sucio del deporte profesional y lo maravilloso de la esencia del deporte, del equipo. Si alguno no la habéis visto, os recomiendo que no os la perdáis, sin duda es una de mis favoritas de mi colección de películas de deporte. Para que la recordéis los que sí la habéis visto, os dejo el fragmento de la charla que da Al Pacino a su equipo antes del último partido, que es una reflexión increíble para equipos que tienen problemas: “Ahora o nos curamos como equipo, o moriremos como personas




¡Se me ponen los pelos como escarpias!

martes, 9 de febrero de 2010

Liderazgo por ejemplo



Mandela: "En los momentos más difíciles, ¿dónde encuentras la inspiración para ser un buen líder?"
Pienaar: "En intentar ser un buen ejemplo para los demás".

Es un extracto de Invictus, la película de Clint Eastwood inspirada en el relato de John Carling. La respuesta del capitán de la selección de rugby es corta, breve. Pero directa. Y resume a la perfección lo que debería de ser un jefe. Luego, ante los All Blacks de Lomu lo pone en práctica: "Me romperé el brazo, la pierna, el cuello, lo que haga falta, pero no dejaré que se vaya".


El ejemplo, en deporte y empresa, es crucial. Más en estos tiempos. El líder, el buen líder, cobra una importancia tremenda. Y su trabajo, además de liderar con ejemplo es el de aunar fuerzas y crear un equipo. Un equipo que funcione como un todo. Como dice el juego de palabras anglosajon, "there's no I in TEAM": No hay I -como letra y en referencia al 'yo' en EQUIPO". Y sigue con el significado de la palabra EQUIPO: "TEAM: Together Everyone Achieves More. "Unidos Todos Logramos -sumamos- Más".

Los ejemplos más recentes los vemos en el el triunfo de los Saints de Nueva Orleans en la Superbowl logrando un título para una ciudad devastada hace unos años o en el último partido ganado por los Lakers ante los Spurs. Sin Kobe, el gran líder, ni Bynum, el joven y prometedor pívot titular, los californianos ganan a los texanos. Pau, inconmensurable con 21 puntos, 19 rebotes, 5 tapones y 8 asistencias razona la clave de la victoria: "No estaba Kobe y todos tuvimos que dar un paso al frente como equipo". Más que al baloncesto, los Lakers jugaron al 'teamball', a un deporte en el que cada uno es tan importante como el de al lado y sin el cual el equipo no suma.

En la frase de Pienaar hay una interesante reflexión sobre el rol de un jefe. Un jefe ha de ser un ejemplo de liderazgo por convicción, no por imposición. Y si es un buen líder será consciente de sus virtudes y sus defectos, algo que no todos ven. Si uno tiene carencias, ¿no será conveniente tener a alguien útil a tu lado que te ayude a superarlas? Está claro que no todo los jefes nacen sabiendo y que de pronto pasas de estar encerrado en la carcel en una habitáculo minúsculo a poder dirigir un país, pero llegado el momento uno tiene que liderar por ejemplo. Y el mejor ejemplo es el de la humildad, el de no creerte superior a nadie y el de ser consciente de que uno sólo no puede triunfar, que necesita un equipo, un equipo que le arrope en los momentos difíciles -y en los buenos- y que le sepa aconsejar. El Mandela de Eastwood no se cuelga ninguna medalla. Se rodea de un grupo variado de gente con la que habla y que no se limita a asentir cada vez que el líder abre la boca. Flaco favor hacen los palmeros. El Mandela de Eatswood reune valores del buen jefe:une, y agradece el trabajo en equipo, implica, hace partícipes a todos y ante todo hace que sean mejores.

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